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Nehemías 1:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

«Señor, Dios del cielo, Dios grande y temible, que cumples las promesas y que amas y tienes misericordia de los que te aman y te obedecen, escucha mi oración.

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Biblia Reina Valera 1960

Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

y dije: «Oh Señor, Dios del cielo, Dios grande y temible que cumples tu pacto de amor inagotable con los que te aman y obedecen tus mandatos,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

y le decía: '¡Ay, Yavé, Dios del Cielo, Dios grande y terrible, que mantienes tu Alianza y tu fidelidad con los que te aman y cumplen tus mandamientos!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

y exclamé: ¡Ay YHVH, Dios de los cielos! Grande y terrible° Dios, que guarda el pacto y la misericordia a los que lo aman y guardan sus mandamientos:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Y dije: '¡Ay, Yahveh, Dios del cielo, Dios grande y terrible, que eres fiel a la alianza y a la misericordia para con los que te aman y observan tus mandamientos!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios del cielo, fuerte, grande y terrible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos;

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Nehemías 1:5
18 Tagairtí Cros  

¿Y qué otra nación en toda la tierra es como Israel? Tú has hecho una nación singular y la has libertado de Egipto, para hacerla tu pueblo. Realizaste milagros al expulsar a las naciones, junto con sus dioses, de delante de tu pueblo, al que liberaste del poder de Egipto. De esta forma, te hiciste muy famoso.


«Yo, Ciro, rey de Persia, declaro que el Señor, Dios del cielo, me dio este imperio y ha puesto sobre mí la responsabilidad de edificarle un templo en Jerusalén, en la tierra de Judá.


―Bien, ¿qué podemos hacer? —preguntó el rey. Elevé una oración al Dios del cielo pidiendo su ayuda, y le contesté al rey: ―Si agrada a Su Majestad, y si en verdad usted quiere ayudarme, envíeme a Judá, para reconstruir la ciudad de mis padres.


Luego, al considerar la situación, convoqué a todos los jefes y al pueblo y les dije: «No tengan miedo: Recuerden que el Señor es grande y poderoso. ¡Peleen por sus amigos, por sus familias y por sus hogares!».


Se pusieron de acuerdo para atacar a Jerusalén y producir desánimo en la gente.


»Y ahora, Dios grande y terrible, que guardas tus promesas de amor y bondad, no tengas en poco los sufrimientos por los que hemos pasado. Gran tribulación ha venido sobre nosotros, sobre nuestros reyes y príncipes, sobre nuestros sacerdotes y profetas, y sobre nuestros antepasados desde los días en que los reyes de Asiria triunfaron sobre nosotros hasta ahora.


Porque el Señor, el Altísimo es imponente; es el gran rey de toda la tierra.


Desde el cielo pronuncias sobre ellos la sentencia; tiembla la tierra y silenciosa está ante ti.


Tu gran amor dura para siempre; tu fidelidad dura tanto como los cielos.


El Señor Dios dice: «He hecho un pacto con mi escogido; le he jurado a David mi siervo:


Oh Señor, Dios Todopoderoso, ¿dónde hay otro tan poderoso como tú? La fidelidad es una de tus cualidades.


Pero derramo mi amor sobre millares de generaciones de los que me aman y obedecen mis mandamientos.


Como resultado de tu obediencia a los mandamientos, el Señor tu Dios mantendrá la parte del pacto que bajo juramento y con tierno amor hizo con tus antepasados.


»No tengas miedo de esas naciones porque el Señor tu Dios está contigo y es un Dios poderoso y terrible.


»Entiende, pues, que el Señor tu Dios es el único Dios fiel, que por mil generaciones es fiel a su alianza y muestra su lealtad a los que le aman y obedecen sus mandamientos.