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Nehemías 1:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

»Nosotros somos tus siervos, somos el pueblo que rescataste con tu gran poder.

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Biblia Reina Valera 1960

Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran poder, y con tu mano poderosa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

»El pueblo que rescataste con tu gran poder y mano fuerte es tu siervo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Estos son pues tus servidores y tu pueblo que tú libraste con mucha fuerza y con tu poderosa mano.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Ellos pues son tus siervos y tu pueblo, los cuales rescataste con tu gran fortaleza y con tu mano poderosa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Son tus siervos, son tu pueblo, al que has rescatado con tu gran poder y con tu fuerte mano.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran fortaleza, y con tu mano fuerte.

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Nehemías 1:10
17 Tagairtí Cros  

Con mano fuerte y brazo poderoso; su gran amor perdura para siempre.


Acuérdate del pueblo que adquiriste desde tiempos antiguos, de la tribu que redimiste para que fuera tu posesión. Acuérdate de este monte Sion, que es donde tú habitas.


Dos fuertes columnas sostienen tu trono: una es la justicia y la otra la rectitud. La verdad y tu amor están ante ti como tus servidores.


»En adelante, cuando sus hijos les pregunten: “¿Qué es esto?”, ustedes responderán: “Con grandes milagros el Señor nos sacó de Egipto, para librarnos de nuestra esclavitud.


Nuevamente les digo que esta celebración los identificará como pueblo de Dios; será como si él hubiera puesto su marca de propiedad sobre la frente de ustedes. Es un recordatorio de que el Señor los sacó de Egipto con gran poder».


Entonces Moisés dijo al pueblo: «Este es un día que deben recordar siempre. Es el día que salieron de la esclavitud de Egipto. Es el día en que el Señor los sacó con milagros portentosos. Recuerden que durante la celebración anual de este suceso no podrán comer pan con levadura.


Esta semana de conmemoración anual nos identificará como el pueblo de Dios; será como si él hubiera puesto su sello de propiedad en nuestras manos y en nuestra frente.


Has conducido al pueblo que redimiste. En tu gracia misericordiosa lo guiaste hasta tu santa tierra.


Pero Moisés le rogó al Señor que no lo hiciera. ―Señor —suplicó—, ¿por qué se ha encendido tanto tu ira contra este tu pueblo, al que sacaste de Egipto con tu gran poder y tan grandes milagros?


―Ahora verás lo que le voy a hacer al faraón —le dijo el Señor—. Sólo por la fuerza dejará él salir a mi pueblo. Ah, pero no sólo los dejará salir, sino que los echará de la tierra de Egipto.


Por lo tanto, diles a los descendientes de Israel que usaré todo mi poder y realizaré grandes milagros, para sacarlos de la esclavitud y hacerlos libres.


Yo los aceptaré como pueblo mío, y seré el Dios de ellos. Y ellos sabrán que yo soy el Señor su Dios, que los he rescatado de los egipcios.


¡Ay, no estés tan airado con nosotros, Señor, ni recuerdes para siempre nuestros pecados! Mira y ve que todos somos pueblo tuyo.


Recuerda que fuiste esclavo en la tierra de Egipto, y que el Señor tu Dios te rescató; por eso es que te estoy dando este mandamiento.


Ellos son tu pueblo, y la herencia que tú trajiste de Egipto con tu gran poder y con tu brazo poderoso”.