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Nahúm 3:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

¡La caballería ataca con violencia! ¡Miren cómo brillan las espadas y lanzas del ejército enemigo! ¡Son muchos los muertos! ¡Los cadáveres están por montones! ¡La gente se tropieza con ellos!

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Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

jinete enhiesto, y resplandor de espada, y resplandor de lanza; y multitud de muertos, y multitud de cadáveres; cadáveres sin fin, y en sus cadáveres tropezarán,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

¡Miren cómo destellan las espadas y brillan las lanzas cuando pasa la caballería! Hay muertos incontables, hay montones de cadáveres, tantos que la gente tropieza con ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

caballerías que avanzan, llamear de espadas, centellear de lanzas, multitud de heridos, montones de muertos, cadáveres sin fin; se tropieza en los cadáveres.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Del resplandor de la espada y el relampagueo de la lanza. Infinidad de heridos, Multitud de muertos, Muchedumbre de víctimas en cuyos cadáveres se tropieza.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

jinetes enhiestos, flamear de espadas, fulgor de lanzas, multitud de muertos, montón de despojos, cadáveres sin fin, se tropieza en cadáveres.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

caballero enhiesto, y resplandor de espada, y resplandor de lanza; multitud de muertos, y multitud de cadáveres; de sus cadáveres no hay fin, y sobre sus cadáveres tropiezan:

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Nahúm 3:3
10 Tagairtí Cros  

Después de haber expulsado al hombre y a la mujer, Dios puso al oriente del jardín de Edén a los querubines, y una espada encendida que giraba en todas las direcciones, para evitar que nadie pudiera llegar hasta el árbol de la vida.


Aquella misma noche, el ángel del Señor dio muerte a ciento ochenta y cinco mil soldados del ejército asirio. A la mañana siguiente, el campo estaba lleno de cadáveres.


Sus muertos quedarán sin sepultar, y el hedor de los cuerpos putrefactos llenará la tierra, y la sangre correrá por los montes.


Aquella noche el ángel del Señor salió y fue al campo de los asirios y mató a ciento ochenta y cinco mil soldados. Cuando al día siguiente se despertaron los sobrevivientes, vieron ante sí los millares de cadáveres.


Porque el Señor castigará al mundo mediante fuego y su espada, y a muchos matará el Señor.


Tú y tus enormes ejércitos morirán sobre las montañas. Yo te daré a los buitres y fieras para que te devoren.


Aun cuando nadie los persiga, huirán y tropezarán unos con otros. No tendrán fuerza alguna para hacer frente a sus enemigos.


Sus carros de guerra corren por todas las calles y plazas de tu ciudad provocando gran alboroto y causando pavor a tus ciudadanos. Parece que fueran antorchas de fuego. ¡Parecen relámpagos veloces!


Hasta el sol y la luna se detuvieron en lo alto y palidecieron ante la brillantez de tus flechas y el resplandor de tu lanza.