El Señor anuncia victoria, y millares de mujeres proclaman las buenas nuevas.
Mateo 9:38 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 «Pidan que el Señor de la mies consiga más obreros para sus campos». Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies. Biblia Nueva Traducción Viviente Así que oren al Señor que está a cargo de la cosecha; pídanle que envíe más obreros a sus campos». Biblia Católica (Latinoamericana) Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe trabajadores a recoger su cosecha. La Biblia Textual 3a Edicion Rogad pues al Señor de la mies, para que envíe obreros a su mies.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies. |
El Señor anuncia victoria, y millares de mujeres proclaman las buenas nuevas.
Subiste a lo alto, llevando muchos cautivos contigo. Recibiste obsequios de los hombres aun de los que una vez fueron rebeldes. Dios habitará aquí entre nosotros.
y les daré líderes bien probados que los guíen con sabiduría y comprensión!
Entonces, esa nación diezmada de Israel será para el mundo como un rocío suave que lo refresca, como lluvia sobre la hierba que cae sin que persona alguna intervenga. ¡Israel será una bendición para todas las naciones!
«¡Es tan grande la mies y hay tan pocos obreros!» —les dijo a los discípulos—.
Jesús volvió a decir: ―¡La paz sea con ustedes! Como mi Padre me envió, así yo los envío a ustedes.
Ustedes dicen: “Todavía faltan cuatro meses para la cosecha”, pero yo les digo: ¡Fíjense bien en los campos sembrados! La cosecha ya está madura.
Un día en que estos hombres estaban adorando al Señor y ayunando, el Espíritu Santo dijo: ―Apártenme a Bernabé y a Saulo para la tarea a la que los he llamado.
Los creyentes que huyeron de Jerusalén continuaron predicando las buenas noticias por dondequiera que iban.
Dios ha puesto en su iglesia: apóstoles, que son los primeros, profetas, en segundo lugar, maestros, en tercer lugar, y luego, los que realizan milagros, los que tienen el don de sanar, los que pueden ayudar a los demás, los que pueden administrar, los que hablan en diversas lenguas.
Y a algunos les dio el don de ser apóstoles; a otros, el don de ser profetas; a otros, el de anunciar las buenas nuevas; y a otros, el don de pastorear y educar al pueblo de Dios.
Finalmente, hermanos, les suplico que oren por nosotros. Pidan que el mensaje del Señor se propague rápidamente y que sea recibido y apreciado, como sucedió entre ustedes.