Eres entre todos el más apuesto; tus labios son fuente de elocuencia, ya que Dios te ha bendecido para siempre.
Mateo 7:28 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Cuando Jesús terminó de impartir estas enseñanzas, la multitud que lo había escuchado quedó admirada, Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando Jesús terminó de decir esas cosas, las multitudes quedaron asombradas de su enseñanza, Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando Jesús terminó este discurso, la gente estaba admirada de cómo enseñaba, La Biblia Textual 3a Edicion Y sucedió que cuando Jesús terminó estas palabras, las multitudes quedaron asombradas de su enseñanza, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando acabó Jesús estos discursos, la gente se quedó maravillada de su manera de enseñar; Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y fue que, cuando Jesús hubo acabado estas palabras, la gente se maravillaba de su doctrina; |
Eres entre todos el más apuesto; tus labios son fuente de elocuencia, ya que Dios te ha bendecido para siempre.
Cuando terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, Jesús se fue a enseñar y a predicar por las ciudades.
Tras pronunciar estas palabras, salió Jesús de Galilea y llegó a la región de Judea que está al este del Jordán.
Cuando llegaron las lluvias, las inundaciones y los fuertes vientos, la casa se derrumbó y su ruina fue irreparable».
porque enseñaba como alguien que tiene gran autoridad y no como los escribas.
La gente quedó maravillada de su enseñanza, porque Jesús hablaba con autoridad, y no como los maestros de la ley.
Cuando los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley oyeron esto, comenzaron a urdir un plan para matar a Jesús. Le tenían miedo a Jesús porque toda la gente estaba maravillada con su enseñanza.
Cuando llegó el día de reposo, Jesús fue a enseñar a la sinagoga. Y muchos que lo escucharon se quedaron boquiabiertos y se preguntaban: ―¿De dónde sacó este tanta sabiduría y el poder para hacer los milagros que hace?,
Pero no encontraban cómo hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba con mucha atención.
Todos los que lo oían se quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas.
Todos se expresaban bien de él y estaban admirados por las hermosas palabras que él hablaba. Estaban intrigados y se preguntaban: ―¿No es este el hijo de José?
Los que lo oían se sorprendían de sus enseñanzas, porque hablaba con autoridad.
Los jefes judíos estaban admirados y decían: ―¿Cómo sabe tanto este hombre, si nunca ha estudiado?