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Mateo 27:35 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Una vez clavado en la cruz, los soldados echaron suertes para repartirse su ropa,

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Biblia Reina Valera 1960

Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes, para que se cumpliese lo dicho por el profeta: Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Después de clavarlo en la cruz, los soldados sortearon su ropa tirando los dados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Allí lo crucificaron y después se repartieron entre ellos la ropa de Jesús, echándola a suertes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y lo crucificaron, y se repartieron sus ropas echando suertes,°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Después de crucificarlo, se repartieron sus vestidos echando suertes;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y cuando le hubieron crucificado, repartieron sus vestiduras, echando suertes; para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta: Repartieron entre sí mis vestiduras, y sobre mi ropa echaron suertes.

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Mateo 27:35
10 Tagairtí Cros  

Mis enemigos me rodean, me rodean como perros en jauría; me ha cercado una banda de malvados; me han traspasado las manos y los pies.


se reparten entre ellos mis vestidos; juegan a los dados por mi ropa.


Jesús dijo: ―Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Mientras, echaban suertes para ver quién se quedaba con la ropa de Jesús.


Después de decir esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor.


Así que los otros discípulos le dijeron: ―¡Hemos visto al Señor! Tomás les respondió: ―Si no veo las heridas de los clavos en sus manos y meto en ellas mi dedo, y mi mano en su costado, no lo creeré.


Luego le dijo a Tomás: ―Pon aquí tu dedo y mira mis manos. Trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino que debes creer.


Pero, de acuerdo con el plan que Dios ya tenía trazado, permitió primero que ustedes lo clavaran en la cruz y lo asesinaran por medio de hombres malvados.


permítanme declarar ante ustedes y ante todo el pueblo de Israel que este hombre recibió la sanidad en el nombre y mediante el poder de Jesucristo de Nazaret, a quien ustedes crucificaron pero a quien Dios resucitó. Gracias a él, este hombre está hoy aquí sano.