―Señor —le dijeron—, ¡queremos ver!
Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.
—Señor —dijeron—, ¡queremos ver!
Ellos dijeron: 'Señor, que se abran nuestros ojos.
Le dicen: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.
Ellos le contestan: '¡Señor, que se nos abran los ojos!'.
Abre mis ojos para que vean las maravillas de tu ley.
Cuando Jesús pasó junto a donde estaban, les preguntó: ―¿En qué puedo servirles?
Jesús, compadecido, les tocó los ojos. Al instante pudieron ver; y siguieron a Jesús.