Dios puede matarme por decirlo, y probablemente lo haga. No obstante, voy a defender mi caso con él.
Mateo 15:28 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 ―¡Tu fe es extraordinaria! —le dijo Jesús—. Conviértanse en realidad tus deseos. Y su hija sanó en aquel mismo instante. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora. Biblia Nueva Traducción Viviente —Apreciada mujer —le dijo Jesús—, tu fe es grande. Se te concede lo que pides. Y al instante la hija se sanó. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces Jesús le dijo: 'Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla tu deseo. Y en aquel momento quedó sana su hija. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces respondiendo Jesús, le dijo: ¡Oh mujer, grande es tu fe! Hágase contigo como quieres. Y su hija quedó sana desde aquella hora. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces le dijo Jesús: '¡Mujer, qué grande es tu fe! Que te suceda como deseas'. Y en aquel mismo momento quedó curada su hija. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces respondiendo Jesús, le dijo: ¡Oh mujer, grande es tu fe! Sea hecho contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora. |
Dios puede matarme por decirlo, y probablemente lo haga. No obstante, voy a defender mi caso con él.
Pero él conoce cada detalle de lo que a mí me ocurre; y cuando me haya examinado, me declarará completamente inocente: tan puro como oro macizo.
Él cumple los deseos de quienes le temen; escucha su clamor de auxilio y los rescata.
Aunque el Señor la aflija, también le mostrará compasión, por la grandeza de su bondad.
Extendiendo la mano, Jesús lo sujetó y le dijo: ―¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
―Sí —respondió ella—, pero aun los perrillos comen las migajas que caen de la mesa.
Al oír esto, Jesús se maravilló y les dijo a quienes lo seguían: ―¡En todo Israel no he hallado una fe tan grande como la de este hombre!
Entonces Jesús le dijo al soldado: ―Vete; lo que creíste ya se ha cumplido. Y el criado se sanó en aquella misma hora.
Jesús se volvió y le dijo: ―Hija, tu fe te ha sanado. Vete tranquila. Y la mujer sanó en aquel mismo momento.
Jesús le dijo: ―Hija, tu fe te ha sanado; vete en paz, que ya no estás enferma.
Luego los apóstoles le dijeron al Señor: ―¡Haz que nuestra fe aumente!
Jesús también le dijo a la mujer: ―Tu fe te ha salvado; vete tranquila.
Jesús, al oír aquel mensaje se asombró, y mirando a la gente que lo seguía dijo: ―Ni siquiera en Israel he encontrado una fe tan grande.
Amados hermanos, debemos dar gracias a Dios por ustedes, como es justo, porque ha crecido mucho su fe y el amor mutuo sigue abundando.
»Por lo tanto, yo, el Señor Dios de Israel, declaro que aunque prometí que tu casa y la casa de tus antepasados llevarían el sacerdocio por siempre, no permitiré que se siga haciendo lo que tú haces. Honraré solamente a los que me honran, y despreciaré a los que me desprecian.