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Mateo 15:27 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

―Sí —respondió ella—, pero aun los perrillos comen las migajas que caen de la mesa.

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Biblia Reina Valera 1960

Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

—Es verdad, Señor —respondió la mujer—, pero hasta a los perros se les permite comer las sobras que caen bajo la mesa de sus amos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

La mujer contestó: 'Es verdad, Señor, pero también los perritos comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero ella dijo: Sí, Señor, pero aun los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Ella replicó: 'Es verdad, Señor; pero también los perrillos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y ella dijo: Sí, Señor, mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores.

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Mateo 15:27
24 Tagairtí Cros  

Mira, no soy digno de recibir la más pequeña de las misericordias que me has mostrado una y otra vez, conforme a tu promesa. Cuando salí de mi hogar y crucé el río Jordán, la única posesión que tenía era mi bastón; pero ahora necesito dos campamentos para guardar todo lo que tengo.


A pesar de todo lo que has hecho, yo seré bondadoso contigo de nuevo. Bajarás tu rostro avergonzada cuando yo te perdone de todo lo malo que has hecho, dice el Señor Dios».


¡Oh mi Dios, pon atención y escucha mi petición! Mira toda la desgracia que estamos sufriendo, y a tu ciudad en ruinas, pues todos saben que esta es tu ciudad. No te pedimos porque creamos que merecemos tu auxilio, sino porque sabemos que tú eres misericordioso.


―No creo que sea correcto quitarle el pan a los hijos y echárselo a los perros —le replicó Jesús.


―¡Tu fe es extraordinaria! —le dijo Jesús—. Conviértanse en realidad tus deseos. Y su hija sanó en aquel mismo instante.


De esta forma estarán actuando como hijos de su Padre que está en el cielo, porque él da la luz del sol a los malos y a los buenos y envía la lluvia a los justos y a los injustos.


―Señor —le dijo entonces el capitán—, no soy digno de que vayas a mi casa. Desde aquí mismo puedes ordenar que se sane mi criado y se sanará.


―Cierto, Señor, pero aun los perrillos comen bajo la mesa las migajas que caen del plato de los hijos —respondió la mujer.


y hasta los perros se las lamían. A él le habría gustado llenarse el estómago con lo que caía de la mesa del rico.


El cobrador de impuestos, en cambio, se quedó a cierta distancia y ni siquiera se atrevía a levantar los ojos al cielo. Se golpeaba el pecho y decía: “¡Dios mío, ten compasión de mí, que soy pecador!”.


Pues el mismo Señor que es Señor de todos no hace diferencia entre el judío y el que no lo es. Él bendice generosamente a quienes se lo piden.


Sabemos que esto que dice la ley, lo dice a quienes están sujetos a ella. Por eso, el mundo entero tiene que callar y todos tendrán que reconocer que el juicio de Dios es justo.


Ahora bien, ¿Dios es sólo Dios de los judíos? No, Dios es Dios de todas las naciones.


¡Por supuesto que no! Aunque el mundo entero sea mentiroso, Dios no lo es. ¿Recuerdan lo que está escrito?: «Serás considerado justo por lo que dices y saldrás victorioso cuando te sometan a juicio».


Aunque soy el más pequeño de todos los que son parte del pueblo santo, Dios me concedió, por su amor, la misión de anunciar a las naciones el tesoro incalculable de Cristo.