Cuando subieron a la barca, los vientos cesaron.
Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.
Cuando subieron de nuevo a la barca, el viento se detuvo.
Subieron a la barca y cesó el viento,
Y al subir ellos a la barca, el viento se calmó.
Subieron los dos a la barca y el viento amainó.
Y cuando ellos entraron en la barca, se calmó el viento.
Extendiendo la mano, Jesús lo sujetó y le dijo: ―¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
Los otros discípulos, maravillados, se arrodillaron y le dijeron: ―¡No cabe duda de que eres el Hijo de Dios!
Ellos, asustados, se decían: ―¿Quién será este que aun los vientos y las aguas lo obedecen?
Cuando subió a la barca, el viento se calmó. Los discípulos quedaron boquiabiertos, maravillados.
Entonces lo recibieron con gusto en la barca y en seguida la barca llegó a la orilla a donde iban.