Ante todos mis hermanos te alabaré; me levantaré ante la congregación y daré testimonio de las maravillas que has hecho.
Mateo 13:54 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 a Nazaret de Galilea, el pueblo de su niñez, y allí enseñaba en la sinagoga. La gente estaba maravillada con su sabiduría y por sus milagros. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene este esta sabiduría y estos milagros? Biblia Nueva Traducción Viviente Regresó a Nazaret, su pueblo. Cuando enseñó allí en la sinagoga, todos quedaron asombrados, y decían: «¿De dónde saca esa sabiduría y el poder para hacer milagros?». Biblia Católica (Latinoamericana) Un día se fue a su pueblo y enseñó a la gente en su sinagoga. Todos quedaban maravillados y se preguntaban: '¿De dónde le viene esa sabiduría? ¿Y de dónde esos milagros?' La Biblia Textual 3a Edicion Y llegando a su propia tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de manera que quedaban atónitos, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos poderes° milagrosos? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y, llegado a su tierra, les enseñaba en la sinagoga, de modo que se quedaron sorprendidos y decían: '¿Pero de dónde le vienen a éste esa sabiduría y esos milagros? Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que ellos estaban atónitos, y decían: ¿De dónde tiene Éste esta sabiduría y estos milagros? |
Ante todos mis hermanos te alabaré; me levantaré ante la congregación y daré testimonio de las maravillas que has hecho.
y se fueron a vivir a un lugar llamado Nazaret. Así se cumplieron las predicciones de los profetas que afirmaban que Jesús sería llamado nazareno.
Jesús recorrió toda Galilea enseñando en las sinagogas, proclamando las buenas noticias del reino y sanando las enfermedades y dolencias de la gente.
Cuando Jesús terminó de impartir estas enseñanzas, la multitud que lo había escuchado quedó admirada,
Todos los que lo oían se quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas.
Entonces Pablo y Bernabé valientemente les dijeron: «Era necesario que las buenas noticias de Dios las conocieran primero ustedes los judíos. Pero como las rechazan y se muestran indignos de la vida eterna, no nos queda otro remedio que ofrecérselas a los gentiles.
Ante la elocuencia de Pedro y Juan, y viendo que eran hombres sin muchos estudios, los miembros del concilio se maravillaron y reconocieron que habían estado con Jesús.
Cuando sus amigos lo supieron, dijeron: ―¡Cómo! ¿Saúl entre los profetas?