Ante todos mis hermanos te alabaré; me levantaré ante la congregación y daré testimonio de las maravillas que has hecho.
Mateo 12:50 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 ¡El que obedece a mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre! Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre. Biblia Nueva Traducción Viviente Pues todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo es mi hermano y mi hermana y mi madre». Biblia Católica (Latinoamericana) Tomen a cualquiera que cumpla la voluntad de mi Padre de los Cielos, y ése es para mí un hermano, una hermana o una madre. La Biblia Textual 3a Edicion Porque todo el que haga la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano y hermana, y madre. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, y hermana, y madre. |
Ante todos mis hermanos te alabaré; me levantaré ante la congregación y daré testimonio de las maravillas que has hecho.
Mi novia y mi amada es como huerto privado, como manantial vedado a los demás.
Y señalando a sus discípulos, dijo: ―Aquí tienen a mi madre y a mis hermanos.
Mas tarde, aquel mismo día, Jesús salió de la casa y se dirigió a la orilla del lago.
Pero mientras hablaba, una nube resplandeciente los cubrió y una voz dijo desde la nube: «Este es mi Hijo amado; en él me complazco. Obedézcanlo».
»Yo, el Rey, les responderé: “Todo lo que hicieron a mis hermanos necesitados a mí me lo hicieron”.
»Y les responderé: “Cada vez que se negaron a ayudar a uno de mis hermanos necesitados, se estaban negando a ayudarme”.
―No teman —les dijo Jesús—. Digan a mis hermanos que salgan en seguida hacia Galilea, y allí me hallarán.
Cualquiera que hace la voluntad de Dios es mi hermano, mi hermana y mi madre.
Pero él les contestó: —Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.
Jesús le dijo: ―Suéltame, porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero ve a mis hermanos y diles: “Voy a reunirme con mi Padre, que es el Padre de ustedes; con mi Dios, que es el Dios de ustedes”.
Jesús les respondió: ―La obra que Dios exige es que crean en aquel a quien él envió.
porque mi Padre quiere que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.
Dios toleró la ignorancia de la humanidad en el pasado, pero ahora ordena que todos se arrepientan,
Primero prediqué a los que estaban en Damasco, después a los de Jerusalén y de toda Judea, y luego a los que no eran judíos. A todos les prediqué que se arrepintieran y obedecieran a Dios, que demostraran su arrepentimiento haciendo buenas obras.
A quienes Dios conoció de antemano, los destinó desde un principio para que sean como su Hijo, para que él sea el mayor entre muchos hermanos.
¿No tengo derecho a tener una esposa y llevarla en mis viajes, como hacen los demás apóstoles, los hermanos del Señor y Pedro?
Siento celo por ustedes, celo que Dios ha puesto en mí; anhelo que amen sólo a Cristo, como doncella pura que reserva su cariño para el hombre que la tomará por esposa.
Estando unidos a Cristo Jesús no cuenta nada si estamos circuncidados o no. Nos basta la fe que actúa a través del amor.
Ya no importa si uno está circuncidado o no; lo que importa es ser parte de la nueva creación.
La nacionalidad y la raza, la religión, la educación y la posición social carecen de importancia en esta vida. Lo que importa es que Cristo es todo y está en todos.
a las ancianas, como a madres; y a las jóvenes, como a hermanas, con absoluta pureza.
Y habiendo sido perfeccionado de esa manera, llegó a ser el autor de la salvación eterna de todos los que lo obedecen.
para que el resto de su vida no la viva siguiendo sus pasiones humanas sino cumpliendo la voluntad de Dios.
Y el mundo se está acabando y con él todos sus malos deseos. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
»Benditos los que lavan su ropa para tener derecho a entrar por la puerta de la ciudad y comer el fruto del árbol de la vida.