»Durante el gobierno de estos reyes, el Dios del cielo establecerá un reino que jamás será destruido, al que nadie jamás podrá conquistar. Este reino de Dios destruirá a todos estos reinos, pero él mismo permanecerá estable para siempre.
Mateo 12:28 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Ahora bien, si yo echo fuera los demonios por el poder del Espíritu de Dios, el reino de Dios ha llegado a ustedes. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, si yo expulso a los demonios por el Espíritu de Dios, entonces el reino de Dios ha llegado y está entre ustedes. Biblia Católica (Latinoamericana) Pero si el Espíritu de Dios es el que me permite echar a los demonios, entiendan que el Reino de Dios ha llegado a ustedes. La Biblia Textual 3a Edicion Pero, si por el Espíritu de Dios echo Yo fuera los demonios, entonces llegó a vosotros el reino de Dios. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero si yo expulso los demonios en virtud del Espíritu de Dios, es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, entonces el reino de Dios ha llegado a vosotros. |
»Durante el gobierno de estos reyes, el Dios del cielo establecerá un reino que jamás será destruido, al que nadie jamás podrá conquistar. Este reino de Dios destruirá a todos estos reinos, pero él mismo permanecerá estable para siempre.
Le dieron la facultad de gobernar, reinar y ser tratado con gran respeto en todos los pueblos, culturas y naciones del mundo, para que siguieran sus disposiciones. Su poder es inmenso, nunca se acabará, su gobierno jamás será destruido.
«Aquí tienen a mi siervo, mi escogido, mi amado, en quien mi alma se deleita. Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará justicia a las naciones.
»¿Cómo podrá alguien entrar en la casa de un hombre fuerte y robarle sus bienes, si primero no lo ata? Sólo así podrá robarle.
¿Cuál de los dos obedeció a su padre? ―El primero, por supuesto —le respondieron los principales sacerdotes y los jefes judíos. ―Pues los despreciados cobradores de impuestos y las prostitutas llegarán al reino de Dios antes que ustedes,
Con esto quiero decirles que a ustedes Dios les va a quitar el reino de los cielos, y se lo dará a gentes que den los frutos que él espera.
Su fama llegó hasta Siria, y le traían todo tipo de enfermos: No había enfermo, endemoniado, loco o paralítico que le trajeran y a quien no sanara.
Lo más importante es que primero busquen el reino de Dios y hagan lo que es justo. Así, Dios les proporcionará todo lo que necesiten.
«¡Llegó por fin la hora! —anunciaba—. ¡El reino de Dios está cerca! Arrepiéntanse y crean las buenas noticias».
¡Bendito el reino que viene, que es el reino de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!
Y estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán nuevas lenguas,
“Hasta el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero les aseguro que el reino de Dios ya está cerca”.
Pero si yo echo fuera a los demonios con el poder de Dios, eso quiere decir que el reino de Dios ha llegado a ustedes.
»La ley y los profetas se anunciaron hasta Juan. Desde entonces, se anuncian las buenas nuevas del reino de Dios, y todos se esfuerzan por entrar en él.
»Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret y él anduvo haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Después de todo, en el reino de Dios lo más importante no es comer ni beber, sino practicar la justicia y la paz y tener el gozo del Espíritu Santo.
Él nos rescató del reino de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado,
Así que nosotros, que estamos recibiendo un reino que no se puede alterar, seamos agradecidos. Y porque estamos agradecidos, adoremos a Dios como a él le gusta, con honra y reverencia.
El que practica el pecado pertenece al diablo, porque el diablo comenzó a pecar desde el principio. Pero el Hijo de Dios vino a destruir las obras del diablo.