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Marcos 3:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Jesús le pidió al hombre que tenía la mano paralizada que se parara frente a todos.

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Biblia Reina Valera 1960

Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Jesús le dijo al hombre con la mano deforme: «Ven y ponte de pie frente a todos».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Jesús dijo al hombre que tenía la mano paralizada: 'Ponte de pie y colócate aquí en medio.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Dice al hombre que tenía la mano seca: Ponte° en el medio.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Dice entonces al hombre que tenía la mano seca: 'Ponte aquí delante'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces dijo al hombre que tenía seca la mano: Levántate y ponte en medio.

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Marcos 3:3
12 Tagairtí Cros  

y no se dará por satisfecho hasta que la verdad y la justicia prevalezcan en toda la tierra, y hasta que las lejanas tierras de ultramar hayan puesto en él su confianza.


Pero aunque Daniel lo supo, se fue a su hogar y se arrodilló como de costumbre en su dormitorio en la planta alta, con sus ventanas abiertas hacia Jerusalén, y oró tres veces al día, tal como siempre lo había hecho, dando gracias a su Dios.


Como había allí un hombre con una mano paralizada, los fariseos le preguntaron a Jesús: ―¿Es legal sanar en el día de reposo? Los fariseos buscaban una razón para acusarlo.


Como era el día de reposo, quienes querían acusar a Jesús lo vigilaban para ver si se atrevería a curar al enfermo.


Y les preguntó a los otros: ―¿Qué es correcto hacer en el día de reposo: el bien o el mal? ¿Es este un día para salvar una vida o para matar? No le contestaron.


Aunque Jesús sabía lo que estaban pensando, llamó al hombre de la mano paralizada y le dijo: ―Levántate y ponte en medio de todos. El hombre hizo como Jesús le había indicado y Jesús les dijo a los otros:


Mientras es de día, tenemos que cumplir con el trabajo del que me envió. Viene la noche cuando ya nadie pueda trabajar.


Por eso, amados hermanos míos, estén firmes y constantes; trabajen siempre para la obra del Señor, conscientes de que nada de lo que hagamos para el Señor será en vano.


Así que no nos cansemos de hacer el bien, porque si lo hacemos sin desmayar, a su debido tiempo recogeremos la cosecha.


Y al ver que estoy preso, la mayoría de los hermanos se ha atrevido, ahora más que nunca, a anunciar sin temor la palabra de Dios, confiando en el Señor.


Puesto que Cristo sufrió en su cuerpo, ustedes también deben estar dispuestos a sufrir, porque el que ha sufrido en el cuerpo ha roto con el pecado,