Una y otra vez, el Señor había enviado profetas que advirtieran a Israel y a Judá que era necesario que dejaran sus malos comportamientos, que obedecieran los mandamientos que había dado a sus antepasados por medio de los profetas.
Marcos 12:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 »Cuando llegó el tiempo de la cosecha, mandó a uno de sus criados para que los labradores le pagaran con la parte de la cosecha que habían convenido. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y a su tiempo envió un siervo a los labradores, para que recibiese de estos del fruto de la viña. Biblia Nueva Traducción Viviente Llegado el tiempo de la cosecha de la uva, envió a uno de sus siervos para recoger su parte de la cosecha; Biblia Católica (Latinoamericana) A su debido tiempo envió a un sirviente para pedir a los viñadores la parte de los frutos que le correspondían. La Biblia Textual 3a Edicion Y a su tiempo, envió a los labradores un siervo para recibir de los labradores su parte en los frutos de la viña, Biblia Serafín de Ausejo 1975 A su tiempo envió un criado a los viñadores, para percibir de ellos los frutos de la viña que le correspondían. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y al tiempo envió un siervo a los labradores, para que recibiese de los labradores del fruto de su viña. |
Una y otra vez, el Señor había enviado profetas que advirtieran a Israel y a Judá que era necesario que dejaran sus malos comportamientos, que obedecieran los mandamientos que había dado a sus antepasados por medio de los profetas.
A pesar de todo, el Señor, Dios de sus padres, que amaba tanto a su pueblo y a su templo, les envió muchos profetas para hacerlos reaccionar.
Los profetas nos advirtieron que la tierra que íbamos a poseer estaba contaminada con las horribles prácticas de los pueblos que allí vivían. De un extremo al otro está llena de corrupción.
Son como árboles junto a las riberas de un río, que no dejan de dar delicioso fruto cada estación. Sus hojas nunca se marchitan y todo lo que hacen prospera.
Les he enviado profeta tras profeta a decirles que se vuelvan de sus malas conductas y dejen de rendir homenaje a otros dioses, y que si obedecían yo los dejaría vivir aquí en paz en la tierra que di a ustedes y a sus antepasados. Pero no quisieron oír ni obedecer.
Una y otra vez envié a mis siervos los profetas a protestar y a suplicarles que no cometieran este horrible acto que yo detesto,
¡Ay de mí! Soy como el que ha llegado después de que ha pasado la cosecha y ya no encuentra ni higos ni uvas para comer. ¡Y yo que con tanta ilusión esperé por los buenos frutos!
Hace muchos años, cuando Jerusalén y las ciudades vecinas estaban llenas de gente y tenían paz, cuando también el desierto del Néguev y los valles del oeste estaban poblados, los antiguos profetas les advirtieron que esta actitud los conduciría a la ruina, como efectivamente ocurrió.
Cuando se acercó el tiempo de la cosecha, envió a empleados suyos a recoger lo que le correspondía.
Entonces Jesús comenzó a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó un viñedo. Puso un cerco alrededor de él, cavó un lagar y construyó una torre para vigilarlo. Luego alquiló el viñedo a unos labradores y se fue de viaje.
Pero los labradores lo agarraron, lo golpearon y lo enviaron con las manos vacías.
Pero el que no lo sabe y hace algo que merezca castigo, recibirá pocos golpes. A todo el que se le da mucho, también mucho se le exigirá; y al que mucho se le confía mucho más se le pedirá.
Cuando llegó el tiempo de la cosecha, mandó a un sirviente para que los labradores le dieran como pago parte de la cosecha. Pero los labradores lo golpearon y lo enviaron con las manos vacías.
En tiempos remotos, Dios habló muchas veces y de varias maneras a nuestros antepasados por medio de los profetas;