Pero el rey se negó y dijo: ―¡Jamás importunaré al Señor con nada semejante!
Lucas 8:49 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Jesús estaba todavía hablando, cuando llegó alguien de la casa de Jairo, el jefe de la sinagoga, y le dijo: ―Tu hija ha muerto. No molestes más al Maestro. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro. Biblia Nueva Traducción Viviente Mientras él todavía hablaba con ella, llegó un mensajero de la casa de Jairo, el líder de la sinagoga, y le dijo: «Tu hija está muerta. Ya no tiene sentido molestar al Maestro». Biblia Católica (Latinoamericana) Estaba aún Jesús hablando, cuando alguien vino a decir al dirigente de la sinagoga: 'Tu hija ha muerto; no tienes por qué molestar más al Maestro. La Biblia Textual 3a Edicion Estando Él aún hablando, aparece uno de la casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto. No molestes más al Maestro. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Todavía estaba él hablando, cuando llega uno de casa del jefe de la sinagoga para avisar a éste: 'Ya ha muerto tu hija; no molestes más al maestro'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Hablando aún Él, vino uno del príncipe de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto, no molestes al Maestro. |
Pero el rey se negó y dijo: ―¡Jamás importunaré al Señor con nada semejante!
Jesús, que sabía lo que estaban pensando, les dijo: ―¿Por qué la critican? Lo que hizo está muy bien hecho.
Apenas terminó de pronunciar estas palabras, cuando un jefe de los judíos llegó y se postró ante él. ―Mi hija acaba de morir —le dijo—, pero sé que resucitará si vas y la tocas.
De la multitud se adelantó un hombre que se postró a los pies de Jesús. Era Jairo, uno de los jefes de la sinagoga.
Y el que está adentro le responde: “No me molestes. La puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a dártelos”.
Jesús fue con ellos. Y cuando ya estaba cerca de la casa, el capitán mandó a unos amigos a decirle: ―Señor, no te molestes, pues no merezco que entres en mi casa.