Entonces el muerto se levantó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre.
Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.
¡Entonces el joven muerto se incorporó y comenzó a hablar! Y Jesús lo regresó a su madre.
Se incorporó el muerto inmediatamente y se puso a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre.
Y el muerto se incorporó y comenzó a hablar. Y lo entregó a su madre.
El difunto se incorporó y comenzó a hablar; y Jesús se lo entregó a su madre.
―Sácala —le dijo Eliseo. Entonces el profeta la sacó.
Se acercó luego y tocó la camilla. Los que la llevaban se detuvieron, y Jesús dijo: ―¡Joven, te ordeno que te levantes!
La gente se llenó de miedo y, alabando a Dios, decía: ―Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha venido a ayudar a su pueblo.