Pero Lot insistió tanto, que ellos le aceptaron la invitación y se fueron con él a la casa. Allí él les sirvió una buena cena con pan sin levadura, recién horneado.
Lucas 24:29 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 pero ellos le dijeron con insistencia: ―Quédate con nosotros. Es muy tarde, ya es casi de noche. Así lo hizo, y entró para quedarse con ellos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. Biblia Nueva Traducción Viviente pero ellos le suplicaron: «Quédate con nosotros esta noche, ya que se está haciendo tarde». Entonces los acompañó a la casa. Biblia Católica (Latinoamericana) pero ellos le insistieron diciendo: 'Quédate con nosotros, ya está cayendo la tarde y se termina el día. Entró, pues, para quedarse con ellos. La Biblia Textual 3a Edicion Pero ellos lo constriñeron, diciendo: Quédate con nosotros, pues está anocheciendo° y el día ya ha declinado. Entró pues a quedarse con ellos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero insistieron en que se quedara con ellos, diciendo: 'Quédate con nosotros; que es tarde y el día se acaba'. Entró, pues, para quedarse con ellos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Pero ellos le constriñeron, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. |
Pero Lot insistió tanto, que ellos le aceptaron la invitación y se fueron con él a la casa. Allí él les sirvió una buena cena con pan sin levadura, recién horneado.
Un día que Eliseo fue a Sunén, una mujer importante de la ciudad lo invitó a comer. Después, cada vez que él pasaba por allí, se detenía a cenar.
El señor le dijo: “Ve por los caminos y las veredas y obliga a la gente a entrar, para que se llene mi casa.
Cuando ya estaban cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo como que seguía su camino;
Mientras estaban sentados a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio.
Una de ellas, que se llamaba Lidia, era vendedora de púrpura en Tiatira, y ya desde antes adoraba a Dios. Mientras Lidia escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que estuviera atenta a lo que Pablo decía.