El Señor ha enaltecido su ley y la ha hecho verdaderamente gloriosa. Mediante ella había planeado mostrarle al mundo que él es justo.
Levítico 4:34 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 El sacerdote mojará el dedo en la sangre y la untará sobre los cuernos del altar del holocausto, y todo el resto de la sangre la derramará al pie del altar. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Después con su dedo el sacerdote tomará de la sangre de la expiación, y la pondrá sobre los cuernos del altar del holocausto, y derramará el resto de la sangre al pie del altar. Biblia Nueva Traducción Viviente Luego el sacerdote mojará su dedo en la sangre de la ofrenda por el pecado y la pondrá en los cuernos del altar de las ofrendas quemadas, y derramará el resto de la sangre al pie del altar. Biblia Católica (Latinoamericana) El sacerdote mojará su dedo en la sangre y teñirá con ella los cuernos del altar de los holocaustos, luego derramará el resto de la sangre al pie del altar. La Biblia Textual 3a Edicion Después el sacerdote tomará con su dedo de la sangre de la víctima expiatoria y la pondrá en los cuernos del altar del holocausto, y derramará el resto de su sangre al pie del altar. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Luego el sacerdote tomará con su dedo sangre de la víctima expiatoria, la pondrá en los cuernos del altar de los holocaustos y derramará la sangre restante al pie del altar. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y el sacerdote tomará con su dedo de la sangre de la ofrenda por el pecado, y la pondrá sobre los cuernos del altar del holocausto; y derramará toda la sangre al pie del altar. |
El Señor ha enaltecido su ley y la ha hecho verdaderamente gloriosa. Mediante ella había planeado mostrarle al mundo que él es justo.
Luego pondrá sangre sobre los cuernos del altar allí en el santuario, en la presencia del Señor, y derramará todo el resto de la sangre en la base del altar del holocausto, a la entrada del santuario.
Enseguida el sacerdote tomará sangre, y con el dedo la untará sobre los cuernos del altar del holocausto, y derramará el resto de la sangre al pie del altar.
El sacerdote mojará el dedo en sangre y la untará sobre los cuernos del altar del holocausto. Enseguida derramará el resto de la sangre al pie del altar.
Después pondrá sangre sobre los cuernos del altar del incienso, delante del Señor, en el santuario; el resto de la sangre la derramará sobre la base del altar del holocausto, a la entrada del santuario.
Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.
A todo el que cree, Dios lo declara justo, pues en Cristo la ley llegó a su cumplimiento.
Así que a los que están unidos a Jesucristo ya no les espera ninguna condenación,
La ley no pudo liberarnos porque nuestra naturaleza pecaminosa anuló su poder. Pero Dios envió a su propio Hijo con un cuerpo humano igual en todo al nuestro para entregarlo en sacrificio por nuestros pecados, y así destruyó el dominio del pecado sobre nosotros.
Dios tomó a Cristo, que no tenía pecado, y puso sobre él nuestros pecados, para declararnos justos por medio de Cristo.
¿No piensan ustedes que merece un mayor castigo el que haya pisoteado al Hijo de Dios?, ¿el que haya despreciado la sangre del pacto por la cual había sido santificado y que haya insultado así al Espíritu de gracia?
Así que, convenía que Dios, quien todo lo creó para gloria suya, permitiera los sufrimientos de Jesús para que de esa manera pudiera llevar a la gloria a muchos hijos.
Cristo mismo llevó en su cuerpo nuestros pecados a la cruz, para que muramos al pecado y llevemos una vida justa. Cristo fue herido para que ustedes fueran sanados.
Porque Cristo murió por los pecados una vez y para siempre, el justo por los injustos, para llevarlos a ustedes a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.