El oficial que servía de ayudante al rey le dijo: ―Eso no podría ocurrir ni aunque el Señor hiciera ventanas en los cielos. Pero Eliseo le respondió: ―Tú lo verás, pero no podrás comprar nada.
Levítico 25:20 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 »Pero preguntarán: ¿Qué comeremos el séptimo año, puesto que no se nos permite sembrar, ni cosechar? Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y si dijereis: ¿Qué comeremos el séptimo año? He aquí no hemos de sembrar, ni hemos de recoger nuestros frutos; Biblia Nueva Traducción Viviente Pero puede que preguntes: “¿Qué comeremos durante el año séptimo, ya que no se nos permite sembrar ni cosechar en ese año?”. Biblia Católica (Latinoamericana) Tal vez preguntes: '¿Qué comeremos el séptimo año, ya que no podremos sembrar ni cosechar?' La Biblia Textual 3a Edicion Y si decís: ¿Qué comeremos el séptimo año, puesto que ni hemos de sembrar, ni hemos de recoger nuestras cosechas? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Si dijereis: '¿De qué comeremos el año séptimo si no sembramos ni recogemos nuestra cosecha?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y si dijereis: ¿Qué comeremos el séptimo año? He aquí no hemos de sembrar, ni hemos de recoger nuestros frutos: |
El oficial que servía de ayudante al rey le dijo: ―Eso no podría ocurrir ni aunque el Señor hiciera ventanas en los cielos. Pero Eliseo le respondió: ―Tú lo verás, pero no podrás comprar nada.
―Pero ¿y el dinero? exclamó Amasías—. ¿Qué pasará con él? ―El Señor tiene poder para darle mucho más dinero —le respondió el profeta.
Escuchen, cielo y tierra, lo que dice el Señor: Los hijos que crie y cuidé por tanto tiempo y tan tiernamente se han vuelto contra mí.
Si me obedecen, la tierra les dará buenas cosechas, y podrán comer hasta saciarse.
pero el séptimo año dejarán que la tierra descanse, en honor al Señor. No sembrarán los campos ni podarán los viñedos en todo el año.
Todo lo que se produzca naturalmente ese año servirá de alimento para ustedes, para sus siervos, para sus esclavos y para los extranjeros que vivan entre ustedes. Allí también pastarán el ganado y los animales salvajes.
¿De dónde voy a sacar carne para toda esta gente? Porque me están llorando y diciendo: “¡Danos carne!”.
El populacho que iban con ellos empezó a añorar las cosas buenas de Egipto. A esto se sumó el resto de los israelitas que, descontentos, empezaron a llorar diciendo: «¡Quién nos diera carne! ¡Ah, si tuviéramos un poco del delicioso pescado que comíamos gratis en Egipto, y pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos!
―Hombres de poca fe, ¿a qué viene tanto miedo? —les respondió. Entonces, se puso de pie, reprendió al viento y a las olas, y la tormenta cesó y todo quedó en calma.
No se angustien por nada; más bien, oren; pídanle a Dios en toda ocasión y denle gracias.