¡Oh Israel, amanece el día de tu condenación, ha llegado el tiempo del castigo! ¡Es un día de gritos de angustia en vez de gritos de alegría!
Jueces 9:36 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Cuando Gaal los vio, dijo a Zebul: ―Mira a la montaña, ¿no es gente que viene descendiendo? ―No —dijo Zebul—. Estás viendo sombras que parecen hombres. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y viendo Gaal al pueblo, dijo a Zebul: He allí gente que desciende de las cumbres de los montes. Y Zebul le respondió: Tú ves la sombra de los montes como si fueran hombres. Biblia Nueva Traducción Viviente Al verlos, Gaal le dijo a Zebul: —¡Mira, hay gente bajando de las cumbres! —Parecen hombres, pero son nada más que sombras reflejadas en las colinas —contestó Zebul. Biblia Católica (Latinoamericana) Al ver esa tropa, Gaal dijo a Zebul: 'Veo gente que baja de lo alto de la montaña'. Zebul le respondió: 'Tomas por hombres una sombra de la montaña'. La Biblia Textual 3a Edicion Y viendo Gaal al pueblo, dijo a Zebul: ¡Mira la gente que baja de las cumbres de los montes! Zebul le respondió: ¡La sombra de los montes te parecen hombres! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Divisó Gaal a la gente, y dijo a Zebul: 'Mira la gente que baja de las cumbres de los montes'. Zebul le respondió: 'Son las sombras de los montes que te parecen hombres'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y cuando Gaal vio al pueblo, dijo a Zebul: He allí pueblo que desciende de las cumbres de las montañas. Y Zebul le respondió: Tú ves la sombra de las montañas como si fueran hombres. |
¡Oh Israel, amanece el día de tu condenación, ha llegado el tiempo del castigo! ¡Es un día de gritos de angustia en vez de gritos de alegría!
El hombre miró a su alrededor. ―¡Sí! —dijo—. Veo gente y parecen como árboles que caminan.
A la mañana siguiente, cuando Gaal se sentó a la puerta de la ciudad a discutir diversos problemas con los dirigentes locales, Abimélec y sus hombres comenzaron a marchar contra la ciudad.
―No —dijo Gaal—; estoy seguro que veo gente que se dirige hacia nosotros por la colina Ombligo de la Tierra; y mira, hay otros que vienen por la Encina de los Adivinos.