los terrenos resecos se convertirán en estanques, con arroyos en la tierra sedienta. Donde habitaban los chacales del desierto, habrá carrizos y cañas.
Jueces 6:38 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Y ocurrió exactamente de esa manera. Cuando se levantó a la mañana siguiente, exprimió el vellón y sacó un tazón lleno de agua del rocío. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y aconteció así, pues cuando se levantó de mañana, exprimió el vellón y sacó de él el rocío, un tazón lleno de agua. Biblia Nueva Traducción Viviente Y eso fue exactamente lo que sucedió. Cuando Gedeón se levantó temprano a la mañana siguiente, exprimió la lana y sacó un tazón lleno de agua. Biblia Católica (Latinoamericana) Y así sucedió. Cuando se levantó muy de mañana, tomó el vellón, lo estrujó y con el rocío llenó una copa. La Biblia Textual 3a Edicion Y sucedió así, pues cuando se levantó de madrugada, exprimió el vellón y sacó de él rocío hasta llenar un tazón de agua. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y así fue. Al levantarse de madrugada, exprimió el vellón y con el rocío que sacó de él llenó una taza de agua. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aconteció así: porque como se levantó de mañana, exprimiendo el vellón sacó de él el rocío, un vaso lleno de agua. |
los terrenos resecos se convertirán en estanques, con arroyos en la tierra sedienta. Donde habitaban los chacales del desierto, habrá carrizos y cañas.
El sacerdote llevará el ave al altar, le cortará la cabeza y derramará la sangre sobre la pared del altar. Enseguida el sacerdote tomará el buche y las plumas y los arrojará al costado oriental del altar, sobre las cenizas. Luego, tomándola por las alas, partirá el ave en dos, pero sin separar completamente las dos partes. Por último, el sacerdote la quemará sobre el altar como un holocausto, una ofrenda de olor grato al Señor.
pruébamelo de esta manera: pondré un vellón de lana sobre el campo esta noche, y si mañana en la mañana la lana está húmeda y la tierra está seca, sabré que tú me ayudarás».
Pero Gedeón le dijo al Señor: «Señor, no te enojes conmigo, pero permíteme hacer una prueba más. Esta es: que la lana quede seca y que la tierra amanezca mojada».