Bíobla ar líne

Fógraí


An Bíobla ar fad Sean-Tiomna Tiomna Nua




Jueces 11:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

―Porque te necesitamos —le contestaron—. Si quieres ser comandante en jefe contra los amonitas, te haremos rey de Galaad.

Féach an chaibidil
Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

Y los ancianos de Galaad respondieron a Jefté: Por esta misma causa volvemos ahora a ti, para que vengas con nosotros y pelees contra los hijos de Amón, y seas caudillo de todos los que moramos en Galaad.

Féach an chaibidil

Biblia Nueva Traducción Viviente

—Porque te necesitamos —contestaron los ancianos—. Si marchas al frente de nosotros a la batalla contra los amonitas, te proclamaremos gobernante de todo el pueblo de Galaad.

Féach an chaibidil

Biblia Católica (Latinoamericana)

Los ancianos de Galaad dijeron a Jefté: 'Precisamente por eso nos hemos dirigido a ti ahora, para que marches al frente de nosotros y combatas a los amonitas; queremos hacerte jefe de todos los habitantes de Galaad'.

Féach an chaibidil

La Biblia Textual 3a Edicion

Entonces los ancianos de Galaad dijeron a Jefté: Por esto precisamente nos tornamos ahora a ti, para que vengas con nosotros y luches contra los hijos de Amón y nos sirvas por caudillo a todos los habitantes de Galaad.

Féach an chaibidil

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pero los ancianos de Galaad le dijeron: 'Hemos vuelto a ti precisamente ahora, para que vengas con nosotros a pelear contra los amonitas y seas nuestro jefe y el de todos los habitantes de Galaad'.

Féach an chaibidil

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y los ancianos de Galaad respondieron a Jefté: Por esta misma causa volvemos ahora a ti, para que vengas con nosotros, y pelees contra los hijos de Amón, y nos seas cabeza a todos los que moramos en Galaad.

Féach an chaibidil
Aistriúcháin eile



Jueces 11:8
8 Tagairtí Cros  

―¡Por favor, por favor! —gritaba el rey al profeta—, ruega al Señor tu Dios que restablezca mi brazo nuevamente. Entonces el profeta oró al Señor, y el brazo del rey volvió a la normalidad.


Perdonen mi pecado por última vez, y rueguen al Señor su Dios que aleje de mí esta plaga mortal. Prometo que no les negaré el permiso de salir a adorarlo».


―Está bien, vayan —respondió el faraón—, pero no se vayan demasiado lejos. Ahora, dense prisa y oren por mí.


El faraón llamó a Moisés y a Aarón y les dijo: ―Rueguen al Señor que quite las ranas, y yo dejaré que su pueblo salga a ofrecerle sacrificio.


Rueguen al Señor que termine este terrible azote, pues ya hemos tenido suficientes truenos y granizo, y yo dejaré salir a su pueblo al instante.


«¿Quién conducirá nuestras fuerzas contra los amonitas? —se preguntaban los jefes de Galaad unos a otros—. Quien quiera que se ofrezca será nuestro líder».


―¡De veras! —exclamó Jefté—. ¿Esperan que yo lo crea?