Los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y ayudantes del templo para que le preguntaran a Juan quién era él. Esto es lo que Juan les respondió:
Juan 6:52 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Entonces los judíos se pusieron a discutir entre ellos, diciendo: «¿Cómo puede este darnos a comer su carne?». Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede este darnos a comer su carne? Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces la gente comenzó a discutir entre sí sobre lo que él quería decir. «¿Cómo puede este hombre darnos de comer su carne?», se preguntaban. Biblia Católica (Latinoamericana) Los judíos discutían entre sí: '¿Cómo puede éste darnos a comer carne?' La Biblia Textual 3a Edicion Entonces los judíos discutían unos con otros, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pusiéronse entonces a discutir los judíos entre sí, diciendo: '¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede Éste darnos a comer su carne? |
Los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y ayudantes del templo para que le preguntaran a Juan quién era él. Esto es lo que Juan les respondió:
Una vez más, cuando los judíos oyeron las palabras de Jesús, surgieron divisiones entre ellos.
Nicodemo preguntó: ―¿Cómo puede uno nacer de nuevo cuando ya es viejo? ¿Acaso puede entrar otra vez en el vientre de su madre y nacer de nuevo?
La mujer le dijo: ―Señor, ni siquiera tienes con qué sacar el agua y el pozo es muy hondo. ¿Cómo me vas a dar agua que da vida?
Entonces los judíos empezaron a murmurar contra Jesús, porque dijo: «Yo soy el pan que bajó del cielo».
Al escucharlo, muchos de sus discípulos dijeron: «Esto que tú enseñas es muy difícil de aceptar. ¿Quién puede estar de acuerdo con eso?».
Algunos fariseos decían: «Ese hombre no viene de parte Dios, porque no respeta el sábado». Pero otros decían: «¿Cómo puede un pecador hacer señales milagrosas como esta?». Y no llegaban a ningún acuerdo entre ellos.
Al oírlo hablar de la resurrección de un muerto, algunos se rieron; pero otros dijeron: ―Queremos que otro día nos hables de esto.
El que no tiene el Espíritu no puede aceptar lo que viene del Espíritu de Dios, pues le parece una locura. No lo puede entender, porque hay que discernirlo con la ayuda del Espíritu.