Adán tenía ciento treinta años cuando le nació un hijo, a su imagen y semejanza, y le puso el nombre de Set. Adán vivió ochocientos años más, tuvo hijos e hijas, y murió a los novecientos treinta años de edad.
Juan 3:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Los que nacen de padres humanos, son humanos; los que nacen del Espíritu, son espíritu. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. Biblia Nueva Traducción Viviente El ser humano solo puede reproducir la vida humana, pero la vida espiritual nace del Espíritu Santo. Biblia Católica (Latinoamericana) Lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es espíritu. La Biblia Textual 3a Edicion Lo que ha nacido de la carne, carne es; y lo que ha nacido del Espíritu, espíritu es. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Lo nacido de la carne, carne es; y lo nacido del Espíritu, espíritu es. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. |
Adán tenía ciento treinta años cuando le nació un hijo, a su imagen y semejanza, y le puso el nombre de Set. Adán vivió ochocientos años más, tuvo hijos e hijas, y murió a los novecientos treinta años de edad.
Cuando el Señor Dios vio el alcance de la maldad humana, y que la gente sólo pensaba en hacer lo malo, le dolió haberla creado y se llenó de mucho pesar.
¿Cómo puede el simple hombre plantarse ante Dios y pretender que es justo? ¿Quién en el mundo entero puede alardear de ser puro?
Crea en mí un corazón limpio, Dios, y renueva la rectitud de mi espíritu.
Los hijos de Dios no nacen de la sangre, ni por deseos naturales o por voluntad humana, sino que nacen de Dios.
Yo sé que en mi vieja naturaleza no hay nada bueno. Pues aunque quiero hacer lo bueno, no puedo.
¡Gracias a Dios que Cristo lo ha logrado! En conclusión: con mi mente sirvo a la ley de Dios pero con mi naturaleza pecaminosa a la ley del pecado.
Cuando vivíamos de acuerdo con nuestra naturaleza pecaminosa, los deseos pecaminosos actuaban en nosotros, estimulados por la ley. Lo que producían en nosotros era muerte.
Si lo siguen haciendo perecerán; pero si mediante el poder del Espíritu hacen morir a la naturaleza pecaminosa y sus obras, vivirán.
Pero cuando alguien se une al Señor, el Señor y esa persona se vuelven uno en el Espíritu.
Por lo tanto, si alguien está unido a Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha quedado atrás y lo nuevo ha llegado!
Los que pertenecen a Cristo han clavado en la cruz su naturaleza pecaminosa.
Nosotros mismos éramos así: obedecíamos los malos deseos de nuestra naturaleza y nos entregábamos a las perversidades de nuestras pasiones y malos pensamientos. Merecíamos ser castigados por la ira de Dios, como todos los demás.
Por estar unidos a Cristo, él los libertó de su naturaleza pecaminosa, no por medio de la circuncisión que se hace en el cuerpo, sino por medio de la circuncisión que hace Cristo.
El que ha nacido de Dios no practica el pecado, porque la vida de Dios está en él; no puede vivir entregado al pecado porque ha nacido de Dios.