Pero el pueblo se burlaba de aquellos mensajeros de Dios, es decir, de los profetas, y no tenían respeto por la palabra del Señor. Por eso, llegó el día en que el Señor descargó su ira contra ellos, y ya no hubo más remedio.
Josué 24:19 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Josué respondió al pueblo: ―No podrán adorar al Señor su Dios, porque él es santo y celoso y no perdonará sus rebeliones y pecados. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces Josué dijo al pueblo: No podréis servir a Jehová, porque él es Dios santo, y Dios celoso; no sufrirá vuestras rebeliones y vuestros pecados. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Josué advirtió a los israelitas: —Ustedes no son capaces de servir al Señor, porque él es Dios santo y celoso. No les perdonará su rebelión ni sus pecados. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces Josué dijo al pueblo: '¿Podrán ustedes servir a Yavé? porque es un Dios santo, un Dios celoso; El no perdonaría las infidelidades y los pecados de ustedes. La Biblia Textual 3a Edicion Pero Josué objetó al pueblo: No podréis servir a YHVH,° porque es un Dios santo, un Dios celoso. No cargará con vuestras transgresiones y con vuestros pecados. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces Josué dijo al pueblo: 'No podréis servir a Yahveh, porque es un Dios santo, un Dios celoso, que no soportará vuestras faltas y pecados. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces Josué dijo al pueblo: No podréis servir a Jehová, porque Él es Dios santo, y Dios celoso; no sufrirá vuestras rebeliones y vuestros pecados. |
Pero el pueblo se burlaba de aquellos mensajeros de Dios, es decir, de los profetas, y no tenían respeto por la palabra del Señor. Por eso, llegó el día en que el Señor descargó su ira contra ellos, y ya no hubo más remedio.
¡Exaltemos al Señor, nuestro Dios! Inclinémonos hasta sus pies para adorarlo porque él es santo.
Exalten al Señor nuestro Dios; adórenlo en su santo monte: ¡Santo es el Señor nuestro Dios!
No te inclinarás delante de ninguna imagen ni la adorarás, porque yo, el Señor tu Dios, soy muy celoso, y no compartiré con otros dioses la honra que me pertenece. Cuando castigo a alguien por sus pecados, el castigo alcanza a sus hijos, a sus nietos y a sus bisnietos.
Muéstrenle reverencia y obedezcan todas sus órdenes. No se rebelen contra él, porque él actúa en mi nombre, y no les perdonará sus faltas.
No deben adorar otros dioses sino solamente a mí, porque yo, el Señor, soy un Dios celoso, que exige lealtad absoluta y devoción exclusiva.
Yo, el Señor, muestro este amor firme a millares que reciben el perdón de sus pecados; pero no doy por inocente al culpable, y exijo que el pecado del padre sea castigado en los hijos, en los nietos y aun en generaciones posteriores.
Grandes y pequeños, todos se inclinan religiosamente ante ellos; por este pecado no los perdones.
Mi pueblo es como secas ramas de árbol, quebradas y puestas como leña debajo de las ollas. Son una nación necia, un pueblo fatuo e insensato, puesto que se aparta de Dios. Por lo tanto, no se apiadará de sus habitantes el que los hizo, ni les mostrará misericordia.
Porque el Señor Dios, el Santo de Israel dice: «Sólo volviéndose a mí y confiando en mí serán salvados. En la quietud y confianza en mí está su fuerza, pero nada de eso tendrán.
Pero el Señor Todopoderoso es exaltado por sobre todo, pues sólo él es santo, justo y bueno.
Moisés le dijo a Aarón: «Esto es lo que el Señor quiso decir cuando declaró: “Me santificaré entre los que se acercan a mí y seré glorificado delante de todo el pueblo”». Aarón, permaneció en silencio.
»Yo soy el Señor su Dios. Consérvense puros en estas cosas y sean santos, porque yo soy santo. Por lo tanto, no se contaminen tocando estos animales que se arrastran sobre la tierra.
Yo soy el Señor, el que los sacó de Egipto para ser su Dios. Por lo tanto, deben ser santos como yo soy santo.
que le dijera al pueblo de Israel: «Sean santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo. »Respeten a su padre y a su madre, y obedezcan mis leyes sobre el descanso, porque yo soy el Señor su Dios.
Sean santos delante de mí, porque yo el Señor soy santo, y los he apartado de las otras naciones para que sean míos.
El Señor es celoso con todos los que ama y por eso castiga a los que les causan daño y destruye a sus enemigos con furor.
Tú eres tan puro que no toleras a los que hacen maldades, ni te quedas callado ante la injusticia. ¿Acaso permitirás que esos traidores se salgan con la suya? ¿Te quedarás callado viendo cómo los malos acaban con los que son justos?
»Nadie puede servir a dos amos. No puedes servir a Dios y al dinero, pues amarás a uno y odiarás al otro, o servirás a uno y despreciarás al otro.
Fue el Señor el que echó delante de nosotros a los amorreos y a las otras naciones que vivían en la tierra. ¡Serviremos al Señor porque él es nuestro Dios!
―Entonces —dijo Josué— destruyan los ídolos que ahora poseen y obedezcan al Señor el Dios de Israel.
―Mira —le dijo Noemí—, tu concuña ha regresado a su pueblo y a sus dioses. Tú deberías hacer lo mismo.
Por lo tanto, he jurado que los pecados de Elí y sus hijos no serán perdonados por sacrificios y ofrendas.
«¿Quién puede estar delante del Señor de este Dios Santo? —gritaban—. ¿A dónde podemos enviar el cofre desde aquí?».