―No podremos luchar contra un pueblo tan poderoso —respondieron los otros espías.
Josué 14:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 pero los hermanos que fueron con nosotros atemorizaron al pueblo y lo desalentaron para que no entrara en la Tierra prometida. Pero por cuanto yo había seguido las órdenes del Señor mi Dios, Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo; pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente pero los hermanos que me acompañaron asustaron tanto al pueblo que nadie quería entrar en la Tierra Prometida. Por mi parte, seguí al Señor mi Dios con todo mi corazón. Biblia Católica (Latinoamericana) Mientras mis hermanos que habían subido conmigo desalentaban al pueblo, yo permanecí fiel a Yavé mi Dios. La Biblia Textual 3a Edicion Pero mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo, aunque yo seguí cumplidamente a YHVH mi Dios. Biblia Serafín de Ausejo 1975 En cambio, mis hermanos, que habían subido conmigo, turbaron el corazón del pueblo, mientras yo me mantuve plenamente fiel a Yahveh, mi Dios. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas mis hermanos, los que habían subido conmigo, menguaron el corazón del pueblo; pero yo había seguido fielmente a Jehová mi Dios. |
―No podremos luchar contra un pueblo tan poderoso —respondieron los otros espías.
Entonces el pueblo comenzó a llorar en alta voz y se pasaron la noche llorando.
Pero mi siervo Caleb es diferente: me ha obedecido en todo. Lo haré entrar en la tierra donde ya ha estado, y sus descendientes poseerán una buena parte de ella.
Las únicas excepciones fueron Caleb (hijo de Jefone el cenezeo), y Josué (hijo de Nun), porque de todo corazón siguieron al Señor.
¿A dónde vamos a entrar? Nuestros hermanos que han visitado la tierra nos han atemorizado con todo lo que nos contaron. Dicen que la gente de esa tierra es alta y fuerte, y que los muros de sus ciudades llegan hasta el cielo. Por si fuera poco, han visto gigantes allí: los descendientes de Anac”.
Caleb (hijo de Jefone) es el único que, por haber confiado completamente en el Señor, recibirá, para él y sus descendientes, como heredad personal parte de la tierra sobre la cual había andado.
Lo podían cantar porque se mantuvieron puros como vírgenes y porque seguían al Cordero adondequiera que iba. Aquellos fueron comprados de entre la humanidad como los primeros frutos para Dios y para el Cordero.