Hartos estamos de adorar ídolos en las colinas y de celebrar orgías en los montes. Todo esto es sólo farsa. Sólo en el Señor nuestro Dios podrá Israel hallar auxilio y salvación, ahora lo entendemos.
Josué 11:21 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Durante este período Josué derrotó a todos los gigantes descendientes de Anac que vivían en las montañas de Hebrón, Debir, Anab, Judá e Israel. Los mató a todos y destruyó completamente sus ciudades. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 También en aquel tiempo vino Josué y destruyó a los anaceos de los montes de Hebrón, de Debir, de Anab, de todos los montes de Judá y de todos los montes de Israel; Josué los destruyó a ellos y a sus ciudades. Biblia Nueva Traducción Viviente Durante ese período, Josué destruyó a todos los descendientes de Anac, quienes vivían en la zona montañosa de Hebrón, Debir, Anab y en toda la región montañosa de Judá e Israel. Los mató a todos y destruyó sus ciudades por completo. Biblia Católica (Latinoamericana) En ese tiempo, Josué se devolvió para exterminar a los anaquim de la montaña, de Hebrón, de Debir, de Anab, en una palabra de toda la montaña de Judá y de toda la montaña de Israel: los condenó al anatema junto con sus ciudades. La Biblia Textual 3a Edicion En aquel tiempo Josué llegó y exterminó a los anaceos de la región montañosa de Hebrón, de Debir, de Anab, de toda la serranía de Judá, y de toda la serranía de Israel. Josué los destruyó completamente, junto con sus ciudades. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Por aquel tiempo se puso en campaña Josué y exterminó a los anaquitas de la montaña, de Hebrón, de Debir, de Anab y de todos los montes de Judá y de Israel. Los entregó al anatema, con sus ciudades. Biblia Reina Valera Gómez (2023) También en el mismo tiempo vino Josué y destruyó a los anaceos de las montañas, de Hebrón, de Debir, y de Anab, y de todas las montañas de Judá, y de todas las montañas de Israel: Josué los destruyó a ellos y a sus ciudades. |
Hartos estamos de adorar ídolos en las colinas y de celebrar orgías en los montes. Todo esto es sólo farsa. Sólo en el Señor nuestro Dios podrá Israel hallar auxilio y salvación, ahora lo entendemos.
El Señor dice: No se enorgullezca el sabio en su sabiduría, ni el poderoso en su poder, ni el rico en su riqueza.
»¡Deberían recordar lo que yo hice por ustedes, ingratos! ¡Yo expulsé a los amorreos de su tierra para dársela a ustedes! ¡Sí, los destruí completamente, aunque eran altos como los cedros y poderosos como los robles!
y vimos gigantes descendientes de Anac. Eran tan grandes que parecíamos langostas al lado de ellos.
¿A dónde vamos a entrar? Nuestros hermanos que han visitado la tierra nos han atemorizado con todo lo que nos contaron. Dicen que la gente de esa tierra es alta y fuerte, y que los muros de sus ciudades llegan hasta el cielo. Por si fuera poco, han visto gigantes allí: los descendientes de Anac”.
Eran una tribu grande y poderosa, de hombres tan altos como los anaceos. Pero el Señor los destruyó cuando los amonitas entraron en esa tierra y vivieron allí en su lugar.
Estas naciones son más numerosas y poderosas que tú. Sus habitantes viven en ciudades grandes y amuralladas. Entre ellos están los famosos gigantes, descendientes de Anac, a quienes nadie ha podido vencer.
Todo esto fue hecho en una sola campaña, porque el Señor Dios de Israel estaba peleando por su pueblo.
Obedecí. Y apareció un caballo blanco. El jinete, que tenía un arco, recibió una corona y salió triunfante a obtener más victorias.
La ciudad de Hebrón fue dada a Caleb como el Señor había prometido, y Caleb expulsó a todos sus habitantes, que eran descendientes de los tres hijos de Anac.