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Josué 10:19 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Luego ordenó al resto de los hombres: «Vayan en persecución del enemigo y atáquenlo por la retaguardia. No permitan que regresen a sus ciudades, porque el Señor nos ayudará a destruirlos completamente».

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Taispeáin Interlinear Bible

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Biblia Reina Valera 1960

y vosotros no os detengáis, sino seguid a vuestros enemigos, y heridles la retaguardia, sin dejarles entrar en sus ciudades; porque Jehová vuestro Dios los ha entregado en vuestra mano.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Los demás continúen persiguiendo a los enemigos y mátenlos por la retaguardia. No los dejen volver a sus ciudades, porque el Señor, Dios de ustedes, les ha dado la victoria sobre ellos».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Pero ustedes no se detengan, persigan a sus enemigos, córtenles la retirada; impídanles que lleguen a su ciudad, porque Yavé el Dios de ustedes los puso en sus manos'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero vosotros no os detengáis, perseguid a vuestros enemigos y atacad su retaguardia, y no los dejéis entrar en sus ciudades, porque YHVH vuestro Dios los ha entregado en vuestra mano.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

pero vosotros no os paréis: seguid persiguiendo a vuestros enemigos, atacadles por la espalda, no los dejéis entrar en sus ciudades, pues Yahveh, vuestro Dios, los va a entregar en vuestras manos'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y vosotros no os paréis, sino seguid a vuestros enemigos, y heridles la retaguardia, sin dejarles entrar en sus ciudades; porque Jehová vuestro Dios los ha entregado en vuestra mano.

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Josué 10:19
8 Tagairtí Cros  

Y si David se escapa y se oculta en alguna ciudad, usted tendrá todo Israel a sus órdenes, y podremos tomar sogas y arrastrar los muros de la ciudad hasta el valle más cercano, hasta que toda piedra haya sido removida.


Por eso David le dijo a Abisay: «Ese Sabá hijo de Bicrí nos va a causar más daño que Absalón. Toma, pues, mi guardia personal y persíguelo, no sea que entre en una ciudad fortificada donde no podamos alcanzarlo».


¡Malditos quienes refrenan sus espadas de derramar la sangre de ustedes, negándose a realizar la obra que el Señor les ha encomendado!


Entonces el pueblo dirá: «¿Para qué esperar a morir aquí? Vengan, vamos a las ciudades protegidas y perezcamos allá. Porque el Señor Dios nuestro nos ha condenado a muerte y nos ha dado a beber copa de veneno por todas nuestras maldades.


ordenó que se pusiera una gran piedra contra la entrada de la cueva y que se pusiera guardia para que los reyes no escaparan.


Josué y los hombres de Israel siguieron la matanza y exterminaron a los cinco ejércitos, salvo un pequeño grupo que logró llegar a sus ciudades fortificadas.