¡Cómo has instruido mi ignorancia! ¡Qué magnífica sabiduría has expresado!
¿En qué aconsejaste al que no tiene ciencia, Y qué plenitud de inteligencia has dado a conocer?
¡Cómo has iluminado mi estupidez! ¡Qué consejo tan sabio has ofrecido!
¡Qué buenos consejos das al ignorante, qué profundo conocimiento has demostrado!
¡Cómo aconsejas al ignorante! ¡Qué talento tan grande manifiestas!°
¡Qué consejos das al ignorante! ¡Cuánta prudencia demuestras!
¿Cómo has aconsejado al que no tiene sabiduría, y cómo has declarado con plenitud la cosa tal como es?
«¡En verdad ustedes todo lo saben! ¡Muertos ustedes, morirá la sabiduría!
Pues bien; yo también sé unas cuantas cosas; ustedes no son mejores que yo. ¿Y quién ignora lo que me han venido diciendo?
¡Ojalá se callaran! Esa sería su más excelsa sabiduría.
»En cuanto a ustedes, váyanse, se lo ruego; porque no veo ni uno sabio entre ustedes.
«¡Tú sí que ayudas al débil! ¡Cómo me has animado en mi gran necesidad!
¿Cómo se te han ocurrido esos admirables comentarios?».
Diré la verdad desnuda.
De lo contrario, escúchame. ¡Mantén silencio, y yo te enseñaré sabiduría!».
«¿Por qué con tu ignorancia niegas mi providencia?
Porque estoy del todo impotente, sin sombra de esperanza.
Además, ustedes están conscientes de que jamás he vacilado en anunciarles y enseñarles nada que les fuera útil, en público o en privado.
porque jamás he eludido la responsabilidad de declararles todo el mensaje de Dios.