Porque él hizo pedazos las puertas de bronce de su prisión y cortó sus barrotes de hierro.
Jeremías 51:30 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Ya no luchan sus más fuertes guerreros, permanecen en sus cuarteles. Perdieron su valentía, parecen mujeres. Los invasores han incendiado las casas y han derribado las puertas de la ciudad. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Los valientes de Babilonia dejaron de pelear, se encerraron en sus fortalezas; les faltaron las fuerzas, se volvieron como mujeres; incendiadas están sus casas, rotos sus cerrojos. Biblia Nueva Traducción Viviente Sus guerreros más poderosos ya no luchan más. Permanecen en sus cuarteles, sin valentía; se volvieron como mujeres. Los invasores quemaron las casas y derribaron las puertas de la ciudad. Biblia Católica (Latinoamericana) Los valientes de Babilonia han abandonado la batalla y se han sentado en las ciudadelas; se les acabaron las fuerzas y parecen unas mujeres. La Biblia Textual 3a Edicion Los valientes de Babilonia dejan de luchar, Se agachan en sus fortalezas, Su poder ha fracasado, Se han vuelto como mujeres; Sus casas están quemadas, rotos sus cerrojos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dejaron de luchar los guerreros de Babel, se quedaron sentados en sus fortalezas, se agotó su valor, se han convertido en mujeres. Se han quemado sus viviendas, sus cerrojos se han roto. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Los hombres valientes de Babilonia dejaron de pelear, se han quedado en sus fortalezas; les faltaron las fuerzas, se han vuelto como mujeres; les han quemado sus casas, quebrados están sus cerrojos. |
Porque él hizo pedazos las puertas de bronce de su prisión y cortó sus barrotes de hierro.
Porque él ha reforzado los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos que en ti habitan.
Vencidos están los más poderosos de nuestros enemigos. Están recostados ante nosotros en el sueño de la muerte; ni uno de ellos puede alzar su mano contra nosotros.
En aquel día los egipcios serán tan débiles como mujeres, temblando de miedo ante el puño alzado de Dios.
Pero son tan inútiles como hierba seca que arde en el fuego. Ni a sí mismos pueden librarse. Ningún auxilio recibirás de ellos. Su fuego no puede calentarte.
Sus ciudades han sido destruidas, sus fortalezas defensivas han sido tomadas. A sus más fuertes guerreros les tiembla el corazón de miedo como a mujer ante los dolores del parto.
Griten contra ella de todos los rumbos. ¡Miren! ¡Ya se rinde! ¡Sus murallas se han derrumbado! ¡Ya se cumplió la venganza del Señor! ¡Hagan con ella como ella hizo con ustedes!
Todos los caminos de retirada están copados, las fortalezas están en llamas y el ejército es presa de pánico.
Yo embriagaré a sus príncipes, sabios, gobernantes, capitanes y guerreros. ¡Caerán dormidos para no despertar más!, dice el Rey, cuyo nombre es el Señor de los ejércitos.
Las puertas de Jerusalén han caído por el suelo; el Señor destruyó por completo sus cerrojos. Su rey y sus príncipes andan como extranjeros en tierras lejanas. Ya no hay ley y sus profetas ya no tienen visiones de parte del Señor.
Quebraré los barrotes que soportan las puertas de entrada a la ciudad Damasco y mataré al que gobierna en el valle de Avén y al que gobierna en Bet Edén, y haré que los sirios sean llevados cautivos a Quir». Lo ha dicho el Señor.
Tus soldados estarán débiles e indefensos y serán deshonrados como mujeres por las tropas enemigas. Las puertas de tu territorio se abrirán de par en par ante tu enemigo y serás devorada por el fuego.
Desde la distancia, la contemplarán temblorosos de miedo al ver semejante castigo, y gritarán: «¡Pobre, pobre Babilonia, la gran ciudad poderosa! ¡En un instante te llegó el juicio!».