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Jeremías 38:14 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Un día el rey Sedequías envió a llamar a Jeremías para reunirse con él en la puerta lateral del templo. ―Quiero preguntarte algo —dijo el rey—. No trates de ocultarme la verdad.

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Biblia Reina Valera 1960

Después envió el rey Sedequías, e hizo traer al profeta Jeremías a su presencia, en la tercera entrada de la casa de Jehová. Y dijo el rey a Jeremías: Te haré una pregunta; no me encubras ninguna cosa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Cierto día, el rey Sedequías mandó llamar a Jeremías e hizo que lo llevaran a la tercera entrada del templo del Señor. —Quiero preguntarte algo —le dijo el rey—. Y no intentes ocultar la verdad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Entonces, Sedecías mandó a buscar a Jeremías y lo hizo venir donde él estaba, a la tercera entrada de la Casa de Yavé. Y le dijo: 'No me ocultes nada de lo que te voy a preguntar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Después el rey Sedequías hizo traer al profeta Jeremías ante su presencia, en la tercera entrada de la Casa de YHVH. Y el rey dijo a Jeremías: Te haré una pregunta. No me encubras cosa alguna.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

El rey Sedecías mandó traer ante sí al profeta Jeremías a la tercera entrada del templo de Yahveh, y el rey dijo a Jeremías: 'Te voy a hacer una pregunta, no me ocultes nada'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Después envió el rey Sedequías, e hizo traer a sí al profeta Jeremías a la tercera entrada que estaba en la casa de Jehová. Y dijo el rey a Jeremías: Voy a preguntarte algo, no me ocultes nada.

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Jeremías 38:14
11 Tagairtí Cros  

―Quiero saber una cosa —dijo el rey. ―¿De qué se trata, mi señor, el rey? —preguntó ella.


Y cuando vio los deliciosos manjares sobre su mesa, el gran número de servidores y criados que estaban vestidos con uniformes espléndidos, los coperos, y los muchos sacrificios que ofrecía al Señor, quedó completamente maravillada.


―¿Cuántas veces debo decirte que me digas solamente lo que el Señor te ha dicho? —le exigió el rey.


Y, atendiendo a una petición del rey de Asiria, quitó la tarima que se había construido dentro del templo del Señor para la celebración del sábado, así como el pasadizo que era de uso exclusivo del rey.


―Mira, Micaías —le dijo en tono enérgico el rey—, ¿cuántas veces tengo que decirte que sólo me digas la verdad en nombre del Señor?


¡Tú sabes, Señor, cómo ante ti he intercedido por ellos, cómo te he suplicado que libres a estos enemigos míos cuando estaban en apuros!».


pero al fin el rey Sedequías lo mandó a llevar secretamente al palacio. El rey le preguntó si había recibido algún mensaje reciente del Señor. ―Sí —dijo Jeremías—, lo he recibido. ¡Serás derrotado por el rey de Babilonia!


Si van, pagarán con la vida. Porque sin sinceridad me enviaron a consultar al Señor y dijeron: “Dinos lo que el Señor mande y lo haremos”.