Cuando el rey Abías llegó al monte Zemarayin, en los cerros de Efraín, gritó: «¡Rey Jeroboán! ¡Soldados israelitas! ¡Escuchen lo que tengo que decirles!
Jeremías 31:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Llegará un día cuando los vigías de los montes de Efraín te llamarán diciendo: «¡Levántate y vamos a Sion, donde está el Señor Dios nuestro!». Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Porque habrá día en que clamarán los guardas en el monte de Efraín: Levantaos, y subamos a Sion, a Jehová nuestro Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente Llegará el día cuando los centinelas gritarán desde la zona montañosa de Efraín: “Vengan, subamos a Jerusalén a adorar al Señor nuestro Dios”». Biblia Católica (Latinoamericana) Vendrá un día en que los centinelas gritarán desde los cerros de Efraím: '¡Levántense, subamos a Sión, adonde está Yavé nuestro Dios!' La Biblia Textual 3a Edicion Será tiempo en que los atalayas en el monte de Efraín griten: ¡En pie, subamos a Sión, A YHVH nuestro Dios! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Porque llega el día en que gritan los centinelas en la montaña de Efraín: '¡Levantaos! ¡Subamos a Sión a Yahveh, nuestro Dios!''. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque habrá día en que clamarán los guardas en el monte de Efraín: Levantaos, y subamos a Sión, a Jehová nuestro Dios. |
Cuando el rey Abías llegó al monte Zemarayin, en los cerros de Efraín, gritó: «¡Rey Jeroboán! ¡Soldados israelitas! ¡Escuchen lo que tengo que decirles!
Entonces el Señor puso en los dirigentes de las tribus de Judá y de Benjamín, y de los sacerdotes y levitas, un gran deseo de regresar a Jerusalén, para reedificar el templo.
Dichosos quienes son fuertes en el Señor y desean por sobre todo seguir tus pasos.
En aquel día sonará la gran trompeta y muchos que estaban para morir entre sus enemigos, asirios y egipcios, serán librados y llevados a Jerusalén para que adoren al Señor en su santo monte.
¡Oh heraldo de buenas noticias, grítale a Jerusalén desde la cumbre de los montes! ¡Grítale más alto! ¡Sin temor! Diles a las ciudades de Judá: «¡Ya viene Dios!».
¡Oh Jerusalén, sobre tus muros he puesto centinelas que ni de día ni de noche dejan de decir: No descansen todos los que oran,
¡Oh hijos que se han alejado de mí, regresen, pues yo soy su Señor y quiero llevarlos de regreso a la tierra de Israel, uno de aquí, otro de allá, en dondequiera que estén esparcidos,
Volverán a la patria y entonarán cánticos de alegría sobre los montes de Sion, y estarán resplandecientes ante las bondades del Señor como las buenas cosechas, el trigo, el vino, el aceite y los vigorosos rebaños y manadas. Su vida será como huerto de regadío, y ya no tendrán más penas.
Y traeré a Israel de regreso a su patria, para que coma en los campos del Carmelo y Basán, y vuelva a ser feliz en el monte de Efraín y en el de Galaad.
Luego puse sobre ustedes vigías que les advirtieran: «¡Escuchen el sonido de la trompeta! Les indicará cuando una desgracia se acerque». Pero dijeron: «¡No, no pondremos atención!».
«Hombre mortal, yo te he designado como un vigía sobre Israel; siempre que le envíe una advertencia a mi pueblo, transmítesela a ellos en seguida.
«Hombre mortal, di a tu pueblo: “Cuando yo traigo un ejército contra un país, y la gente de ese país escoge un vigía,
Luego, los pueblos de Judá e Israel se unirán y tendrán un solo jefe; retornarán del exilio juntos. ¡Qué grandioso será ese día de Jezrel!
Yo designé a los profetas para advertir y guiar a mi pueblo por medio de sus mensajes, pero el pueblo se ha opuesto a ellos en todas partes, y ni siquiera respetan el templo de Dios pues también ahí les expresan su odio.