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Jeremías 25:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Y ahora el Señor de los ejércitos dice: Como no me han escuchado, reuniré todos los ejércitos del norte al mando de Nabucodonosor, rey de Babilonia, a quien he nombrado mi representante, y los traeré a todos contra este país y su pueblo y contra las demás naciones cercanas a ustedes. Los destruiré totalmente y los convertiré en refrán burlesco para siempre.

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Biblia Reina Valera 1960

Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos: Por cuanto no habéis oído mis palabras,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Ahora el Señor de los Ejércitos Celestiales dice: “Como ustedes no me han escuchado,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Por esto, así se expresa Yavé de los Ejércitos: 'Ya que ustedes no quisieron oírme cuando les hablaba,

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La Biblia Textual 3a Edicion

Por tanto, así dice YHVH Sebaot: Por cuanto no habéis escuchado mis palabras,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Por eso, así dice Yahveh Sebaot: 'Puesto que no habéis escuchado mis palabras,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Por tanto, así dice Jehová de los ejércitos: Por cuanto no habéis oído mis palabras,

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Jeremías 25:8
8 Tagairtí Cros  

El Señor les envió profetas, para que les advirtieran de su pecado y los animaran a volver a él, pero el pueblo no quiso oírlos.


¿Quién permitió que a Israel se le robara y dañara? ¿No fue el Señor? Fue el Señor contra el cual pecaron, porque no quisieron ir a donde él los enviaba ni escuchar sus leyes.


El Señor de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: ¡Sobre esta ciudad y sus pueblos aledaños traeré todo el mal que he anunciado, porque ciertamente se han negado a escuchar el consejo del Señor!


Cuando todo te iba bien te lo advertí, pero tú respondiste: «No me molestes». Así fuiste desde tu niñez; ¡de plano te niegas a escuchar!


Pero no quieren escuchar; tercos, me han enfurecido con sus ídolos. Así se han hecho merecedores de todo el mal que se les ha venido encima.


porque se negaron a escucharme aunque les hablé una y otra vez mediante mis profetas.


»¡No sean como sus antepasados! A ellos, los primeros profetas les rogaron en vano que dejaran de actuar de forma tan malvada. “¡Vamos, vuélvanse de nuevo en fieles devotos del Señor”, les decían en nombre del Señor. Pero no. Ellos no quisieron seguir la exhortación; no les hicieron caso a sus palabras.