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Jeremías 2:23 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Pero tú dices que no es verdad, que no has adorado ídolos. ¿Cómo puedes decir tal cosa? ¡Ve y mira en cualquier valle del país todas las señales de tu ligereza e idolatría! ¡Toma nota de los muchos delitos que has cometido, oh camella inquieta en busca de macho!

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Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

¿Cómo puedes decir: No soy inmunda, nunca anduve tras los baales? Mira tu proceder en el valle, conoce lo que has hecho, dromedaria ligera que tuerce su camino,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

»Tú dices: “¡Esto no es cierto! ¡No he rendido culto a las imágenes de Baal!”. ¿Pero cómo puedes decir semejante cosa? ¡Ve y mira lo que hay en cualquier valle de la tierra! Reconoce los espantosos pecados que has cometido. Eres como una camella inquieta, buscando un macho con desesperación.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Todavía te atreves a decir: 'No estoy manchada, no he ido tras los baales. Mira en el valle las huellas de tus pasos, y reconoce lo que has hecho, camella fácil, que va coqueteando por los caminos;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

¿Cómo te atreves a decir: No me he contaminado ni he ido tras los baales? Considera tu andar° en el valle,° Y reconoce lo que has hecho, ¡Oh dromedaria desbocada! Que corre de un lado a otro;°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

¿Cómo puedes decir: 'No estoy sucia, detrás de los baales no he ido?'. Mira tu conducta en el valle, reconoce lo que has hecho, joven camella, ligera y vagabunda,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

¿Cómo puedes decir: No soy inmunda, nunca anduve tras los Baales? Mira tu proceder en el valle, reconoce lo que has hecho, dromedaria ligera que entrevera sus caminos,

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Jeremías 2:23
24 Tagairtí Cros  

Los judíos sintieron gozo y alegría, y fueron honrados en todo lugar.


Por el contrario, en su vanidad no pueden ver lo malvado que son.


Mientras hiciste todo esto, yo guardé silencio; pensaste que nada me importaba, pero ahora llegó el momento de reprenderte, y plantearé la lista de acusaciones contra ti.


El que disimula su pecado no prosperará; pero el que lo confiesa y lo deja, obtendrá misericordia.


Hay quienes se creen puros, y no se han limpiado de su impureza.


Así hace la mujer adúltera: Come, se limpia la boca y después dice: ¿Qué tiene de malo lo que hice?


Pero el Señor responde: Se complacieron en alejarse de mí y no han procurado seguir las sendas que les señalé. Ahora ya no los aceptaré como pueblo mío, ahora recordaré todo el mal que han hecho, y castigaré sus pecados.


Y cuando digas estas cosas al pueblo y te pregunten: «¿Por qué ha decidido el Señor tan terribles males contra nosotros?, ¿qué hemos hecho para merecerlo?, ¿cuál es nuestra conducta errónea contra el Señor Dios nuestro?»,


Por aquí y por allá andas mariposeando de un aliado a otro en busca de socorro, pero de nada te valdrá pues tus nuevos amigos de Egipto te abandonarán como antes lo hizo Asiria.


¿Habrá en todo el país sitio en que no hayas sido deshonrada por tus adulterios, es decir, tu adoración de esos otros dioses? Te sientas como prostituta en espera de cliente al lado del camino. Te sientas sola como acostumbran hacerlo los beduinos del desierto. Has corrompido la tierra con tu indigna prostitución.


¿Hasta cuándo estarás indecisa, oh muchacha terca? Porque el Señor hará que ocurra algo nuevo y diferente: ¡Israel buscará a Dios!


Y han edificado el altar llamado Tofet en el valle de Ben Hinón y allí han hecho morir quemados a sus hijitos e hijitas como sacrificio a sus dioses; ¡algo tan espantoso ni siquiera me hubiera pasado jamás por el pensamiento, y mucho menos lo habría yo ordenado!


Lejos de eso, han hecho cuanto les ha dado la gana y han adorado ídolos como ese mentado Baal, como les enseñaron sus antepasados.


Aquí está el primer mensaje: El Señor le dijo a Oseas: «Ve y cásate con una prostituta, y ten hijos con ella. Esto ilustrará la forma en que mi pueblo me ha sido infiel, cometiendo abiertamente adulterio contra mí al rendir homenaje a otros dioses».


Pero él, queriendo justificarse, le volvió a preguntar: ―¿Y quién es mi prójimo?


Sabemos que esto que dice la ley, lo dice a quienes están sujetos a ella. Por eso, el mundo entero tiene que callar y todos tendrán que reconocer que el juicio de Dios es justo.