los cojos saltarán como el ciervo y los mudos gritarán y cantarán. Entonces brotarán fuentes en los páramos y arroyos en el desierto,
Hechos 8:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Felipe echaba fuera demonios, que salían de sus víctimas dando gritos, y también sanaba paralíticos y cojos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían estos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; Biblia Nueva Traducción Viviente Muchos espíritus malignos fueron expulsados, los cuales gritaban cuando salían de sus víctimas; y muchos que habían sido paralíticos o cojos fueron sanados. Biblia Católica (Latinoamericana) Pues espíritus malos salían de los endemoniados dando gritos, y varios paralíticos y cojos quedaron sanos. La Biblia Textual 3a Edicion Porque de muchos que tenían° espíritus inmundos, salían clamando a gran voz; y muchos paralíticos y cojos eran sanados. Biblia Serafín de Ausejo 1975 porque de muchos posesos salían los espíritus impuros clamando a grandes voces. Y muchos paralíticos y cojos eran curados. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque espíritus inmundos, dando grandes voces, salían de muchos poseídos; y muchos paralíticos y cojos eran sanados. |
los cojos saltarán como el ciervo y los mudos gritarán y cantarán. Entonces brotarán fuentes en los páramos y arroyos en el desierto,
Jesús reunió a sus doce discípulos y les dio autoridad para echar fuera espíritus malignos y para sanar toda clase de enfermedades y dolencias.
Cuéntenle que los ciegos ven, los paralíticos andan, los leprosos se curan, los sordos oyen, los muertos resucitan, y que anuncio las buenas nuevas a los pobres.
Su fama llegó hasta Siria, y le traían todo tipo de enfermos: No había enfermo, endemoniado, loco o paralítico que le trajeran y a quien no sanara.
El espíritu gritó, sacudió violentamente al muchacho, y salió de él. El muchacho quedó inmóvil como si estuviera muerto. Por eso, muchos decían: ―¡Está muerto!
Los setenta y dos discípulos regresaron contentos de la misión y dijeron: ―Señor, hasta los demonios nos obedecen cuando les damos órdenes en tu nombre.
»Les aseguro que el que cree en mí hará las mismas obras que yo hago, y hará obras todavía mayores porque yo vuelvo al Padre.
Grandes multitudes acudían de los suburbios de Jerusalén trayendo enfermos y endemoniados, y todos eran sanados.
Grandes multitudes lo escuchaban atentamente, al ver los milagros que realizaba.
Además, Dios confirmó su mensaje acerca de esta verdad por medio de señales, prodigios, diversos milagros y dones que el Espíritu Santo distribuye según su voluntad.