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Hechos 3:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

y reconocieron que era el lisiado que estaban acostumbrados a ver en el templo, junto a la Hermosa, y se quedaron asombrados.

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Biblia Reina Valera 1960

Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Cuando se dieron cuenta de que él era el mendigo cojo que muchas veces habían visto junto a la puerta Hermosa, ¡quedaron totalmente sorprendidos!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

y lo reconocieron: '¡Es el tullido que pedía limosna junto a la Puerta Hermosa!'. Y quedaron sin palabras, asombrados por lo que había sucedido.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y lo reconocían que era el mismo que se sentaba° a pedir° limosna en la puerta la Hermosa, del templo; y se quedaron llenos de admiración, y atónitos, a causa de lo que había acontecido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

y reconocieron que aquél era el mismo que, sentado, pedía limosna junto a la puerta Preciosa del templo, de modo que se llenaron de estupor y pasmo por lo que le había sucedido.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y sabían que él era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y fueron llenos de asombro y admiración por lo que le había sucedido.

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Hechos 3:10
12 Tagairtí Cros  

La noticia de la llegada de Jesús se esparció rápidamente por la ciudad. Numerosas personas corrieron de un lugar a otro avisando que podían llevarle los enfermos para que los sanara.


Todos estaban muy asustados y se decían unos a otros: ―¿Qué tienen sus palabras? Con autoridad y poder les ordena a los espíritus malos que salgan, y salen.


Todos quedaron asombrados ante la grandeza de Dios. Y mientras la gente seguía tan asombrada por todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos:


El padre ama al hijo y le muestra todo lo que hace. Le mostrará cosas aun más grandes que estas y los dejará a ustedes asombrados.


Jesús les respondió: ―Ni por el pecado de él ni por el de sus padres, sino para que todos vean lo que Dios hace en la vida de él.


Sus vecinos y los que antes lo habían visto pedir limosna decían: «¿No es este el que se sienta a pedir limosna?».


«¿Qué significará esto?», se preguntaban algunos, atónitos y perplejos.


―¿Cómo es posible? —exclamaban—. ¡Estos hombres son galileos y, sin embargo, los escuchamos hablar en el idioma que se habla en los países en que hemos nacido!


Allí vieron a un lisiado de nacimiento, a quien todos los días traían y colocaban junto a la puerta del templo llamada la Hermosa, para que pidiera limosna.