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Hechos 27:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Salimos de Sidón con los vientos en contra, por lo que navegamos por la isla de Chipre para protegernos.

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Biblia Reina Valera 1960

Y haciéndonos a la vela desde allí, navegamos a sotavento de Chipre, porque los vientos eran contrarios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Desde allí nos hicimos a la mar y nos topamos con fuertes vientos de frente que hacían difícil mantener el barco en curso, así que navegamos hacia el norte de Chipre, entre la isla y el continente.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Partiendo de allí nos desviamos hacia Chipre, pues los vientos eran contrarios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

De allí nos hicimos a la vela, y navegamos a sotavento de Chipre, porque los vientos eran contrarios.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

De allí nos hicimos a la mar y navegamos al abrigo de Chipre, porque los vientos eran contrarios.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y haciéndonos a la vela desde allí, navegamos a sotavento de Chipre, porque los vientos eran contrarios.

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Hechos 27:4
10 Tagairtí Cros  

que sus discípulos remaban con dificultad, porque tenían los vientos en contra. Como a las tres de la mañana, se acercó a ellos caminando sobre el agua y siguió como si tuviera intenciones de pasar de largo.


Un día, Jesús subió a una barca con sus discípulos y les dijo: ―Vamos al otro lado del lago. Y partieron.


Dirigidos por el Espíritu Santo, Saulo y Bernabé fueron a Seleucia y de allí navegaron a Chipre.


El desacuerdo que surgió entre ellos fue tan grande que se separaron. Bernabé tomó entonces a Marcos y zarpó con él hacia Chipre,


acompañados por varios discípulos de Cesarea, que traían con ellos a Mnasón. En Jerusalén, nos hospedamos en la casa de Mnasón, que era de Chipre y uno de los primeros discípulos.


En la travesía avistamos a la izquierda la isla de Chipre, pero seguimos de largo hasta el puerto de Tiro, en Siria, donde descargaron el barco.


Navegamos despacio durante muchos días y a duras penas llegamos frente a Gnido. Como los vientos soplaban en contra nuestra, navegamos a la isla de Creta, frente a Salmona, para protegernos.


Lo hizo así, por ejemplo, José, al que los apóstoles apodaron Bernabé, que significa «hijo de consolación»; él era de la tribu de Leví y natural de la isla de Chipre.