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Hechos 26:13 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Era el mediodía, oh rey Agripa, cuando por el camino vi una luz del cielo, más brillante que el sol y su resplandor nos envolvió a mí y a los que iban conmigo.

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Biblia Reina Valera 1960

cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Cerca del mediodía, su majestad, mientras iba de camino, una luz del cielo, más intensa que el sol, brilló sobre mí y mis compañeros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

En el camino, oh rey, a eso del mediodía, vi una luz que venía del cielo, más resplandeciente que el sol, que nos deslumbró a mí y a los que me acompañaban.

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La Biblia Textual 3a Edicion

cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi que una luz del cielo, superior al resplandor del sol, resplandeció alrededor de mí y de los que viajaban° conmigo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

a medio día, por el camino, vi, oh rey, que me rodeaba, a mí y a los que conmigo iban, una luz proveniente del cielo que superaba el resplandor del sol.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

al mediodía, oh rey, yendo en el camino vi una luz del cielo, que sobrepasaba el resplandor del sol, iluminando en derredor de mí y de los que iban conmigo.

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Hechos 26:13
10 Tagairtí Cros  

Entonces el Señor Todopoderoso subirá a su trono en Sion y gobernará gloriosamente en Jerusalén, a la vista de todos los dignatarios de su pueblo. Tan grande será el resplandor de esa gloria que hará desvanecer la brillantez del sol y de la luna.


La luna será tan brillante como el sol, y la luz de este más esplendorosa que la de siete días claros. Así será el tiempo cuando el Señor comience a sanar a su pueblo y a curarle las heridas que le causó.


Allí Jesús se transfiguró delante de los discípulos. Su rostro se volvió brillante como el sol, y su ropa blanca como la luz.


»Pero cuando iba en camino y ya me acercaba a Damasco, como a eso del mediodía, de repente una intensa luz del cielo relampagueó a mi alrededor.


»Los que me acompañaban vieron la luz, pero no oyeron la voz que me hablaba.


»A eso iba yo a Damasco con el permiso y la comisión de los jefes de los sacerdotes.


Todos caímos al suelo, y yo oí una voz que me decía en arameo: “Pablo, Pablo, ¿por qué me persigues? Al hacerlo tú mismo te haces daño”.


Cuando se aproximaba a Damasco, una luz celestial deslumbrante lo rodeó de pronto.


En la mano derecha sostenía siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos. El rostro le brillaba con el resplandor del sol cuando brilla con toda su fuerza.


La ciudad no necesita que el sol ni la luna la alumbren, porque la gloria de Dios la ilumina y el Cordero es su lumbrera.