»Cuando los lleven a las sinagogas y ante los gobernantes y las autoridades, no se preocupen por lo que tengan que decir o de cómo vayan a defenderse,
Hechos 24:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 El gobernador, por medio de una seña, le concedió la palabra a Pablo y este dijo: ―Sé que desde hace muchos años usted ha sido juez de esta nación. Por eso con gusto presento mi defensa. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Habiéndole hecho señal el gobernador a Pablo para que hablase, este respondió: Porque sé que desde hace muchos años eres juez de esta nación, con buen ánimo haré mi defensa. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces el gobernador le hizo una seña a Pablo para que hablara. Y Pablo dijo: «Yo sé, señor, que usted ha sido juez de asuntos judíos durante muchos años, por lo tanto, presento con gusto mi defensa ante usted. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces el gobernador dio la palabra a Pablo, que contestó:
'Sé que has administrado esta nación durante muchos años, y esto me hace sentir muy confiado para exponer mi defensa. La Biblia Textual 3a Edicion Cuando el gobernador le hizo señal para que tomara la palabra, Pablo respondió: Sabiendo que desde hace muchos años eres° juez para esta nación, con buen ánimo presentaré mi defensa, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Respondió Pablo, cuando el procurador, con el gesto, le concedió la palabra: 'Sabiendo que llevas muchos años de juez en esta nación, me siento animado a defender mi propia causa. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y habiéndole hecho señal el gobernador para que hablase, Pablo respondió: Porque sé que desde hace muchos años eres juez de esta nación, de buen ánimo haré mi defensa. |
»Cuando los lleven a las sinagogas y ante los gobernantes y las autoridades, no se preocupen por lo que tengan que decir o de cómo vayan a defenderse,
Jesús le respondió: ―Hombre, ¿quién me ha puesto a mí de juez o árbitro entre ustedes?
Les dijo: «En un pueblo había un juez que no temía a Dios ni respetaba a nadie.
Pero él, después de hacerles señas para que se callaran, les relató cómo el Señor lo había libertado de la cárcel. ―Mándenle a decir a Jacobo y a los hermanos lo que ha ocurrido —les dijo—, y se fue a otro lugar.
Pablo se puso entonces de pie, los saludó con la mano, y les dijo: «Varones de Israel, y cualquiera que tema al Señor, escúchenme.
Pero como se trata de cuestiones de palabras y de nombres y de sus leyes, arréglenselas ustedes. A mí no me interesa.
Entre la multitud se encontraba Alejandro y lo arrastraron al frente. Alejandro pidió que guardaran silencio e intentó hablarles.
El comandante accedió. Pablo, erguido en las gradas, pidió silencio con las manos. Pronto un profundo silencio envolvió a la multitud, y Pablo se dirigió a ellos en arameo.
También preparen caballos para llevar a Pablo sano y salvo al gobernador Félix.
Entonces Agripa le dijo a Pablo: ―Te damos permiso de que hables para defenderte. Pablo levantó su mano y comenzó así su defensa:
Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre listos para responder a todo el que les pida explicaciones sobre la esperanza que ustedes tienen.
el pecado ordinario recibe un fuerte castigo, pero ¿cuánto más los pecados que ustedes cometen contra el Señor?». Sin embargo, ellos no quisieron escuchar a su padre porque el Señor había resuelto que murieran.