Hechos 2:43 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Un profundo temor reverencial vino sobre toda la gente y los apóstoles seguían realizando milagros y señales. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Biblia Nueva Traducción Viviente Un profundo temor reverente vino sobre todos ellos, y los apóstoles realizaban muchas señales milagrosas y maravillas. Biblia Católica (Latinoamericana) Toda la gente sentía un santo temor, ya que los prodigios y señales milagrosas se multiplicaban por medio de los apóstoles. La Biblia Textual 3a Edicion Y sobrevenía temor a toda alma, y muchos prodigios y señales milagrosas eran hechas por los apóstoles. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El temor se apoderaba de todos, porque los apóstoles realizaban muchos prodigios y señales. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y vino temor sobre toda persona: y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. |
En todas las ciudades y provincias a donde llegaba el decreto del rey, se producía una gran alegría entre los judíos, hasta el punto que hacían una gran celebración y declaraban día festivo. Muchos se hacían pasar por judíos, por temor a lo que los judíos pudieran hacerles.
Entonces esta ciudad será honra para mí, me dará gozo y será para mí fuente de reconocimiento y gran fama ante todas las naciones de la tierra. Los pueblos del mundo verán el bien que le hago a mi pueblo y estarán asombrados de todos los bienes que les concederé a Judá e Israel.
Pero después ellos retornarán al Señor su Dios, y se acordarán de David, su rey. Sí, al final de los tiempos ellos buscarán con reverencia y humildad al Señor y sus bendiciones.
Y estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán nuevas lenguas,
La gente se llenó de miedo y, alabando a Dios, decía: ―Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha venido a ayudar a su pueblo.
Entonces toda la gente de la región de los gerasenos le pidió a Jesús que se fuera de allí, porque todos tenían mucho miedo. En el momento en que Jesús subía a la barca para irse,
»Les aseguro que el que cree en mí hará las mismas obras que yo hago, y hará obras todavía mayores porque yo vuelvo al Padre.
»¡Escúchenme, varones israelitas! Como ustedes bien saben, Dios respaldó a Jesús de Nazaret con los milagros prodigiosos que realizó a través de él.
Y con gran poder predicaban los apóstoles acerca de la resurrección del Señor, y Dios les dio abundante gracia.
Al escuchar estas palabras, Ananías cayó al suelo y murió, y un gran temor se apoderó de los que escucharon esto.
―¡Eneas —le dijo Pedro—, Jesucristo te sana! Levántate y arregla tu cama. El paralítico quedó curado instantáneamente.
Pedro les ordenó que salieran del cuarto y se arrodilló a orar. Luego se volvió hacia el cadáver: ―Levántate, Tabita —le ordenó. Inmediatamente ella abrió los ojos; y al ver a Pedro, se incorporó.