El Señor me dijo: ¡Grita bien fuerte, clama con voz de trompeta, no tengas miedo! ¡Reprende a mi pueblo sus pecados!
Hechos 18:9 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Una noche, el Señor se le apareció a Pablo en visión. ―¡No tengas miedo! —le dijo—. ¡Habla y no calles! Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; Biblia Nueva Traducción Viviente Una noche, el Señor le habló a Pablo en una visión y le dijo: «¡No tengas miedo! ¡Habla con libertad! ¡No te quedes callado! Biblia Católica (Latinoamericana) Una noche el Señor le dijo a Pablo en una visión: 'No tengas miedo, sigue hablando y no calles, La Biblia Textual 3a Edicion Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Por la noche, en una visión, dijo el Señor a Pablo: 'No tengas miedo. Sigue hablando y no te calles; Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces el Señor en una visión de noche, dijo a Pablo: No temas, sino habla, y no calles; |
El Señor me dijo: ¡Grita bien fuerte, clama con voz de trompeta, no tengas miedo! ¡Reprende a mi pueblo sus pecados!
Así que levántate, vístete y ve a decirles cuanto yo te mande. No les tengas miedo, mantén una postura firme ante ellos.
Sí, tú acudiste ante mi oración desesperada y me dijiste: «No tengas miedo».
«Ve a la gran ciudad de Nínive y comunícales el mensaje que te voy a dar».
En cambio, yo estoy lleno de poder, de justicia y de fuerza. Estoy lleno del Espíritu del Señor para denunciar sin temor todas las maldades y la desobediencia de Israel.
Aquella noche, Pablo tuvo una visión. En el sueño vio a un varón de Macedonia que le suplicaba: «Ven y ayúdanos».
Nadie podrá hacerte daño, porque yo estoy a tu lado. En esta ciudad hay un buen grupo de personas que me pertenecen.
Vi al Señor que me decía: “¡Date prisa! Sal en este momento de Jerusalén, porque no creerán lo que digas acerca de mí”.
A la noche siguiente, el Señor se le apareció a Pablo y le dijo: ―Ánimo. De la misma manera que has hablado de mí en Jerusalén, hablarás en Roma.
Vivía en Damasco un discípulo llamado Ananías, y el Señor le habló en visión: ―¡Ananías! ―Aquí estoy, Señor —respondió.
Yo soy libre, soy apóstol, he visto al Señor con mis propios ojos y ustedes son el fruto de mi trabajo en el Señor.
También saben que antes nos habían insultado y maltratado en Filipos. A pesar de eso, nuestro Dios nos dio valor y nos atrevimos a anunciarles el evangelio en medio de una gran lucha.