Entretanto, todos los profetas seguían dando sus profecías delante de los dos reyes, que estaban con sus vestiduras reales, sentados en los tronos colocados en la era junto a la puerta de la ciudad.
Hechos 12:21 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Herodes les concedió audiencia y el día señalado se vistió sus mantos reales, se sentó en el trono y pronunció un discurso ante ellos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y un día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y les arengó. Biblia Nueva Traducción Viviente y así se les concedió una cita con Herodes. Cuando llegó el día, Herodes se puso sus vestiduras reales, se sentó en su trono y les dio un discurso. Biblia Católica (Latinoamericana) El día señalado, Herodes, vestido con el manto real, se sentó en la tribuna y les dirigió la palabra. La Biblia Textual 3a Edicion Y un día señalado, Herodes, vestido de ropa regia y sentado en el tribunal, los arengaba. Biblia Serafín de Ausejo 1975 En el día prefijado, Herodes, ataviado con la vestidura real y sentado en su trono, los estaba arengando. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y un día señalado, Herodes vestido de ropa real, se sentó en su trono, y les arengó. |
Entretanto, todos los profetas seguían dando sus profecías delante de los dos reyes, que estaban con sus vestiduras reales, sentados en los tronos colocados en la era junto a la puerta de la ciudad.
Está cercado de terrores, y si tiene días buenos, pronto se le desvanecen.
Primero viene el orgullo y luego el fracaso; primero la humildad y luego los honores.
Ya el infierno se relame esperando a Jerusalén, como si fuera delicioso bocado. Devorados serán los grandes y pequeños de ella, así como sus ebrias multitudes.
De ahora en adelante, en lo que respecta a nosotros, más bien afirmaremos que los soberbios son dichosos. Porque es evidente que los que hacen el mal son los que prosperan y los que viven sin seguir las instrucciones de Dios salen bien librados de cualquier situación”».
Mientras Pilato presidía el tribunal, le llegó el siguiente mensaje de su esposa: «No te metas con ese hombre, porque anoche tuve una horrible pesadilla por culpa suya».
Una delegación de Tiro y Sidón fue a verlo a Cesarea. Herodes estaba enojado con los habitantes de esas dos ciudades, pero los miembros de la delegación se compraron la amistad de Blasto, el secretario del rey, y solicitaron la paz, porque sus ciudades dependían económicamente del comercio con el territorio de Herodes.
Cinco días después, llegó el jefe de los sacerdotes, Ananías, acompañado de algunos de los ancianos y de un abogado llamado Tértulo. Ellos fueron ante el gobernador para acusar a Pablo.
Al día siguiente, Agripa y Berenice llegaron a la sala de audiencia en medio de gran pompa. Los acompañaban oficiales del ejército y hombres importantes de la ciudad. Festo ordenó que le trajeran a Pablo,