El que confía en sí mismo es un necio; el que actúa con sabiduría estará a salvo.
Hebreos 3:13 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Exhórtense todos los días mientras les quede tiempo, para que ninguno se endurezca contra Dios, cegado por el engaño del pecado, Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Biblia Nueva Traducción Viviente Adviértanse unos a otros todos los días mientras dure ese «hoy», para que ninguno sea engañado por el pecado y se endurezca contra Dios. Biblia Católica (Latinoamericana) Más bien anímense mutuamente cada día, mientras dura ese 'hoy'; que ninguno de ustedes se deje arrastrar por el pecado y llegue a endurecerse. La Biblia Textual 3a Edicion Antes bien, exhortaos los unos a los otros cada día, en tanto se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Biblia Serafín de Ausejo 1975 por el contrario, animaos mutuamente cada día, mientras aquel hoy perdura, sin que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Biblia Reina Valera Gómez (2023) antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. |
El que confía en sí mismo es un necio; el que actúa con sabiduría estará a salvo.
El pobre necio engañado come cenizas. Confía en lo que jamás podrá darle ayuda alguna y, sin embargo, no logra preguntarse: «¿Será acaso falso esto, este ídolo que tengo en la mano?».
»Te sientes muy seguro porque vives en una zona difícil de conquistar, entre rocas altas e inaccesibles. “¿Quién podrá alcanzarnos acá arriba?”, preguntas con jactancia.
Cuando él llegó y vio las maravillas que Dios estaba haciendo, lleno de alegría alentó a los creyentes a permanecer fieles al Señor.
Porque el pecado me engañó, pues tomó el mandamiento de Dios y lo usó para matarme.
Por ello, quítense, como si se tratara de ropa vieja, su naturaleza tan corrompida por los malos deseos.
Ustedes saben también que a cada uno de ustedes lo hemos tratado como un padre trata a sus hijos.
Así que anímense y ayúdense unos a otros a crecer, como ya lo están haciendo.
Con urgencia predica la palabra de Dios; hazlo sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar.
Hermanos, les ruego que reciban bien estas breves palabras que les he escrito, ya que son para animarlos.
Al contrario, cada uno es tentado por sus propios malos deseos que lo arrastran y seducen.