Después de haber expulsado al hombre y a la mujer, Dios puso al oriente del jardín de Edén a los querubines, y una espada encendida que giraba en todas las direcciones, para evitar que nadie pudiera llegar hasta el árbol de la vida.
Hebreos 1:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Y en cuanto a los ángeles, dijo: «Él hace que sus ángeles sean mensajeros y que sus servidores sean como llamas de fuego». Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, Y a sus ministros llama de fuego. Biblia Nueva Traducción Viviente Pero con respecto a los ángeles, Dios dice: «Él envía a sus ángeles como los vientos y a sus sirvientes como llamas de fuego». Biblia Católica (Latinoamericana) Tratándose de los ángeles, encontramos palabras como éstas: Dios envía a sus ángeles como espíritus y a sus servidores como llamas ardientes. La Biblia Textual 3a Edicion Ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, Y a sus ministros llama de fuego.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Respecto de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles ser como vientos y a sus servidores como fuego calcinante. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, y a sus ministros llama de fuego. |
Después de haber expulsado al hombre y a la mujer, Dios puso al oriente del jardín de Edén a los querubines, y una espada encendida que giraba en todas las direcciones, para evitar que nadie pudiera llegar hasta el árbol de la vida.
Micaías respondió: ―Escucha esta otra palabra del Señor: Vi al Señor sentado en su trono, y los ejércitos del cielo que estaban alrededor de él.
Mientras caminaban juntos y conversaban, repentinamente un carro de fuego, tirado por caballos de fuego, apareció y se puso entre ellos, y Elías fue llevado al cielo en un torbellino.
Entonces Eliseo oró: «Señor, ábrele los ojos a mi criado para que vea». Y el Señor le abrió los ojos al criado y este vio que estaban rodeados de caballos y carros de fuego. ¡No estaban solos en la montaña!
Haces de los vientos tus mensajeros, y de las llamas de fuego tus servidores.
Sobre él revoloteaban poderosos serafines de seis alas. Con dos alas se cubrían el rostro, con otras dos se cubrían los pies y con dos volaban.
un río de fuego procedía de delante de él. Millones de ángeles estaban a su servicio y otros cientos de millones estaban parados delante de él. Luego la corte comenzó su sesión y los libros del juzgado divino fueron abiertos.
Él me respondió: «Estos son los cuatro espíritus celestiales que están delante del Señor de toda la tierra; y ahora salen a recorrer la tierra.
¿Acaso no se dedican todos los ángeles a servir a Dios?, ¿acaso no los envía Dios para que ayuden a los que recibirán la salvación?