Cuando llegaron los comerciantes, sacaron a José de la cisterna y se lo vendieron por veinte monedas de plata. Los comerciantes siguieron el viaje llevando consigo a José hasta Egipto.
Génesis 37:36 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Mientras tanto en Egipto, José fue vendido a Potifar por los mercaderes. Potifar era un funcionario del faraón, rey de Egipto. Era nada menos que el capitán de la guardia. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y los madianitas lo vendieron en Egipto a Potifar, oficial de Faraón, capitán de la guardia. Biblia Nueva Traducción Viviente Mientras tanto, los mercaderes madianitas llegaron a Egipto, y allí le vendieron a José a Potifar, quien era un oficial del faraón, rey de Egipto. Potifar era capitán de la guardia del palacio. Biblia Católica (Latinoamericana) Entretanto los madianitas llegaron a Egipto y vendieron a José a Putifar, funcionario del palacio de Faraón y capitán de la guardia. La Biblia Textual 3a Edicion Mientras tanto, los madianitas lo habían vendido en Egipto a Potifar, eunuco° de Faraón, jefe de los guardias. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Los madianitas lo vendieron en Egipto a Putifar, eunuco del Faraón y jefe de la guardia. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y los madianitas lo vendieron en Egipto a Potifar, oficial de Faraón, capitán de la guardia. |
Cuando llegaron los comerciantes, sacaron a José de la cisterna y se lo vendieron por veinte monedas de plata. Los comerciantes siguieron el viaje llevando consigo a José hasta Egipto.
Estuvieron presos un buen tiempo, y el capitán de la guardia designó a José para que los atendiera.
Le contamos los sueños a un joven hebreo, que era esclavo del capitán de la guardia, y él nos los interpretó.
Nabuzadarán, capitán de la guardia real, llegó desde Babilonia a Jerusalén el día siete del mes quinto del año diecinueve del reinado de Nabucodonosor.
Al séptimo día, el último de la fiesta, el rey, medio embriagado con el vino, se sentía alegre y llamó a Meumán, Biztá, Jarboná, Bigtá, Abagtá, Zetar y Carcás, que eran siete servidores de su entera confianza, y les ordenó
Luego, envió delante de ellos a José, al que vendieron como esclavo a Egipto.
El extranjero que se entrega al Señor no debe ni siquiera pensar en que Dios lo va a rechazar. Tampoco el eunuco debe considerarse como árbol seco.
Entonces Nabuzaradán, capitán de la guardia, y sus hombres enviaron a Babilonia al resto de la población de Jerusalén y a los que se habían pasado de su lado.
Cuando Arioc, el comandante de la guardia real, vino para matarlos, Daniel manejó la situación con mucho tacto y cuidado al preguntar: