―¿De qué me sirve la primogenitura si me muero de hambre? —replicó Esaú.
Génesis 37:26 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 ―¡Miren! —dijo Judá a los demás—. Allá vienen unos ismaelitas. ¡Vendámosles a José! ¿Para qué hemos de matarlo y cargar con esta culpa en la conciencia? No seamos responsables de su muerte porque, después de todo, es nuestro hermano. Todos los hermanos estuvieron de acuerdo. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces Judá dijo a sus hermanos: ¿Qué provecho hay en que matemos a nuestro hermano y encubramos su muerte? Biblia Nueva Traducción Viviente Judá dijo a sus hermanos: «¿Qué ganaremos con matar a nuestro hermano? Tendríamos que encubrir el crimen. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces Judá dijo a sus hermanos: '¿Qué ganamos con matar a nuestro hermano y tapar su sangre?' La Biblia Textual 3a Edicion Entonces Judá dijo a sus hermanos: ¿Qué provecho hay en que matemos a nuestro hermano y ocultemos su sangre? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dijo entonces Judá a sus hermanos: '¿Qué ganamos con matar a nuestro hermano y ocultar su sangre? Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces Judá dijo a sus hermanos: ¿Qué provecho hay en que matemos a nuestro hermano y encubramos su muerte? |
―¿De qué me sirve la primogenitura si me muero de hambre? —replicó Esaú.
Pero el Señor le dijo: ―¿Qué hiciste? Desde la tierra, la sangre de tu hermano me pide justicia.
Poco tiempo después el Señor le preguntó a Caín: ―¿Dónde está Abel, tu hermano? Caín le contestó: ―No lo sé. ¿Acaso tengo la obligación de cuidar a mi hermano?
Yo soy un hebreo que fue raptado de su tierra, y ahora estoy en la cárcel sin haber hecho nada para merecer este castigo.
Luego se pusieron a conversar entre ellos y decían: ―Esto nos ha ocurrido como consecuencia de lo que le hicimos a José en nuestra juventud. Vimos el terror y la angustia suya y oímos sus ruegos, pero no le hicimos caso.
En lo que a mí respecta, Dios convirtió en bien el mal que ustedes quisieron hacerme, y me puso en el alto cargo que ahora desempeño a fin de que salvara la vida de mucha gente.
―Tú mismo te declaraste culpable al confesar que diste muerte al ungido del Señor.
»¡Oh tierra, no ocultes mi sangre! ¡Déjala que proteste en mi nombre!
«Señor, ¿qué ganarás con matarme? ¿Acaso puede el polvo mío hablar desde el sepulcro y proclamar al mundo tu fidelidad?
Los diez habían convencido a Ismael que los dejara partir y que ellos le traerían sus tesoros de trigo, cebada, aceite y miel que habían escondido.
Porque su maldad es evidente a todos, audazmente da muerte a quien le da la gana, dejando sangre de las víctimas sobre las rocas a la vista de todos; ni siquiera procura cubrirla.
¿De qué les sirve ganarse el mundo entero y perder la vida eterna? ¿Habrá algún valor terrenal que compense la pérdida del alma?
¿Con qué resultado? No muy bueno, por cierto; y por eso se avergüenzan ahora al pensar en lo que antes hacían, que les llevaba a la muerte.
»Si surge un caso difícil (por ejemplo, si alguno es culpado de asesinato pero no hay suficiente evidencia, o si los derechos de alguno han sido violados), llevarás el caso al santuario del Señor tu Dios,