Quédate allá hasta que el tiempo haya aplacado la furia de tu hermano y se haya olvidado de lo que hiciste. Entonces yo te mandaré a buscar. ¿Por qué he de perder a los dos el mismo día?
Génesis 31:41 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Sí, veinte años: catorce para pagar tus dos hijas, y seis para formar mis rebaños. ¡Y muchas veces me cambiaste el salario! Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Así he estado veinte años en tu casa; catorce años te serví por tus dos hijas, y seis años por tu ganado, y has cambiado mi salario diez veces. Biblia Nueva Traducción Viviente Sí, ¡durante veinte años trabajé como un esclavo en tu casa! Trabajé catorce años para ganarme a tus dos hijas y, después, seis años más por tu rebaño. ¡Y cambiaste mi salario diez veces! Biblia Católica (Latinoamericana) Ya llevo veinte años en tu casa. Catorce te serví por tus dos hijas y seis por tus rebaños, y tú has cambiado mi salario diez veces. La Biblia Textual 3a Edicion Así estuve veinte años en tu casa: catorce años te serví por tus dos hijas, y seis años por tu ganado, y has cambiado mi salario diez veces. Biblia Serafín de Ausejo 1975 He vivido veinte años en tu casa; catorce años te serví por tus dos hijas, y seis por tus rebaños, y diez veces cambiaste mi salario. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Así he estado veinte años en tu casa: catorce años te serví por tus dos hijas, y seis años por tu ganado; y has mudado mi salario diez veces. |
Quédate allá hasta que el tiempo haya aplacado la furia de tu hermano y se haya olvidado de lo que hiciste. Entonces yo te mandaré a buscar. ¿Por qué he de perder a los dos el mismo día?
este le dijo: ―No hay razón para que trabajes para mí sin recibir pago por el hecho de ser parientes. ¿Cuánto quieres que te pague?
Veinte años te serví y todo ese tiempo cuidé tus ovejas y tus cabras para que tuvieran crías sanas, y jamás saqué un cordero de los tuyos para comérmelo.
En el día me quemaba el sol y en la noche tiritaba de frío. ¡A veces ni siquiera podía dormir!
pero él ha buscado la manera de engañarme, y ha violado una y otra vez el contrato de salario que tiene conmigo. Pero Dios no ha permitido que me haga daño.
Les pidió que le dijeran a Esaú: «Te saluda tu siervo Jacob. Hasta hace poco estuve viviendo con nuestro tío Labán.
Pero lo que soy, lo soy por la gracia de Dios. Y su gracia no ha sido en vano, porque he trabajado más que todos ellos, si bien es cierto que no he sido yo, sino la gracia de Dios que ha obrado por medio de mí.
He recorrido muchos caminos. Muchas veces he estado en peligro de sucumbir en ríos, a mano de ladrones o de judíos iracundos, y también de los gentiles. He pasado por peligros en la ciudad, en el campo, en el mar y entre falsos hermanos.