Enseguida colocó las varas en los bebederos, para que el ganado las viera cuando venían a beber, porque era allí donde se apareaban.
Génesis 30:37 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Por su parte, Jacob tomó varas verdes de álamo, de avellano y de castaño y las descortezó para dejar al descubierto las franjas blancas. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Tomó luego Jacob varas verdes de álamo, de avellano y de castaño, y descortezó en ellas mondaduras blancas, descubriendo así lo blanco de las varas. Biblia Nueva Traducción Viviente Luego Jacob tomó algunas ramas verdes de álamo, de almendro y de plátano oriental, y las peló quitándoles tiras de la corteza, de modo que quedaran con rayas blancas. Biblia Católica (Latinoamericana) Jacob se buscó entonces unas ramas verdes de chopo, almendro y plátano. Peló la corteza de las ramas haciendo franjas que dejaban al descubierto el blanco de la madera. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces Jacob tomó una vara verde de álamo, de avellano y de castaño, y descortezó en ella unas mondaduras blancas, descubriendo así lo blanco de las varas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Se procuró Jacob varas verdes de álamo, de almendro y de plátano, las descortezó en bandas blancas, dejando así al descubierto lo blanco de las varas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Jacob tomó varas de álamo verdes y de avellano, y de castaño, y descortezó en ellas mondaduras blancas, descubriendo así lo blanco de las varas. |
Enseguida colocó las varas en los bebederos, para que el ganado las viera cuando venían a beber, porque era allí donde se apareaban.
Entonces, sobrevendrá el temor por las alturas y por los peligros del camino. El almendro florecerá, la langosta resultará una carga y la alcaparra no servirá de nada porque cada uno de nosotros se va a su hogar eterno y ya rondan en las calles los que lloran su muerte.
Luego el Señor me dijo: Mira, Jeremías, ¿qué ves? Y yo respondí: Veo una rama de almendro.
Este árbol era más alto que cualquier otro en el jardín de Dios; ningún ciprés tenía ramas iguales, ni su fronda podía compararse; ninguno lo igualaba en hermosura.