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Gálatas 5:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Confío en el Señor que ustedes no cambiarán su forma de pensar. Dios castigará a la persona, quienquiera que sea, que los ha estado perturbando.

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Biblia Reina Valera 1960

Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Confío en que el Señor los guardará de creer falsas enseñanzas. Dios juzgará a la persona que los está confundiendo, sea quien fuere.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Tengo la convicción en el Señor de que piensan como yo, pero el que los perturba, sea quien fuere, debe ser juzgado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Respecto de vosotros, yo confío en el Señor que ninguna otra cosa pensaréis; pero el que os perturba llevará su castigo, quienquiera que sea.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Yo confío en el Señor que vosotros no cambiaréis de modo de pensar. Pero el que causa entre vosotros la confusión, quienquiera que sea, cargará con su condena.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Yo confío de vosotros en el Señor, que no pensaréis ninguna otra cosa; mas el que os perturba, llevará el juicio, quienquiera que él sea.

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Gálatas 5:10
28 Tagairtí Cros  

Hemos sabido que varios creyentes de Judea, sin la autorización nuestra, los han estado molestando y los han confundido con lo que les han dicho.


y a ese hombre entréguenlo a Satanás, para que su naturaleza pecaminosa sea destruida, con la esperanza de que su espíritu se salve en el día del Señor.


Estaba tan confiado en esto, que primero quise visitarlos a ustedes para serles de doble bendición,


¡Espero que cuando vaya a verlos no tenga que ser duro con los que piensan que actúo como un hombre cualquiera!


Y estamos listos a castigar a cualquiera que persista en su rebeldía, después que ustedes mismos se hayan rendido totalmente a Cristo.


Les he escrito esta carta con la esperanza de que cuando los visite no tenga que ser duro y usar mi autoridad. Quiero emplear la autoridad que me confirió el Señor para ayudarlos a madurar y no para destruirlos.


Precisamente por eso les escribí, para que al llegar no me entristecieran los que debían alegrarme. Estaba seguro de que la felicidad de ustedes estaba íntimamente ligada con la mía.


Para él ya es bastante el castigo que la mayoría le impuso.


Así que dejémonos de medir a los demás por lo que el mundo piense de ellos. Y aunque a Cristo lo hayamos conocido de esa manera, ya no lo haremos más.


¡Cuánto me alegra esto! ¡Sé que puedo tener plena confianza en ustedes!


Les estoy enviando, además, a otro hermano, que nos ha demostrado muchas veces y de distintas maneras su disposición para ayudar. Y ahora está más dispuesto, por la enorme confianza que tiene en ustedes.


Esto no significa que haya otro evangelio. Más bien me refiero a que hay quienes están tratando de confundirlos y quieren torcer el evangelio de Cristo.


El hecho es que algunos mal llamados hermanos fueron a observar disimuladamente la libertad que teníamos en Cristo Jesús, y ¡querían encadenarnos a sus leyes como si fuéramos esclavos!


Los grandes dirigentes de la iglesia no añadieron ni una tilde a mi mensaje. (No es que me importe que hayan sido grandes, porque Dios no juzga por las aparencias).


¡Oh gálatas, qué estúpidos son ustedes! ¿Quién los embrujó? ¡A ustedes les hemos presentado claramente el mensaje de la muerte de Jesucristo!


Temo por ustedes. ¡Temo que mi trabajo entre ustedes haya sido inútil!


Esos que tan ansiosos están de ganarse el favor de ustedes no tienen muy buenas intenciones. Lo que intentan es apartarlos de nosotros para que ustedes les presten más atención a ellos.


Daría cualquier cosa por estar allá con ustedes y no tener que hablarles de esta manera, porque francamente me tienen muy confundido.


¡Ojalá que esos que los andan confundiendo a ustedes se castraran de una vez!


Ustedes iban bien. ¿Quién les ha impedido seguir la verdad?


De ahora en adelante ya no quiero que nadie me cause más problemas, porque llevo en el cuerpo las marcas de haber sufrido por Jesús.


Así que, ¡atentos todos los que hemos alcanzado madurez! Todos debemos pensar de esta manera. Y si algunos piensan de forma diferente en algo, Dios les hará ver esto también.


Confiamos en el Señor que ustedes estén poniendo en práctica nuestras enseñanzas, y que siempre lo harán.


¡Sírvannos de ejemplo Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no deshonrar el nombre de Dios!


Te he escrito esta carta porque estoy seguro de que harás lo que te pido y mucho más.